Óscar Pereiro agota los días de concentración en Pisa. La felicidad mitiga el cansancio del entrenamiento, duro tras cuatro meses sin competición. El mosense está encantando con los técnicos, los compañeros, los cuidadores, el material... "Me siento como un niño con zapatos nuevos", confiesa.

El mosense acudió a la ciudad italiana con cierto resquemor. Astana lo había convocado sólo después de que amenazase con litigar en los tribunales por el cumplimiento de un contrato que los responsables del equipo kazajo querían rebajar. "Tenía cierta inquietud por cómo sería el recibimiento", reconoce, "pero el ambiente es fantástico. Hablé del tema sólo al principio con Sanquer". El manager pidió disculpas. Explicó las desavenencias como producto del estrés y la confusión de esos días en los que Astana batallaba por lograr la licencia ProTour. "Nadie le da importancia al tema". Pereiro es ya uno más.

La conversación que más le alegra es la que ha mantenido con Alberto Contador. El madrileño, por el que Pereiro siente devoción a nivel profesional y humano, tiene mucho que ver con la solución de las asperezas en su fichaje. El mosense resume el contenido de su charla: "Me ha dicho que quiere que sea un hombre importante, que confía en mí".

Contador lo quiere a su lado en el próximo Tour de Francia, en el que intentará subir por tercera vez a lo más alto del podio de París. Dos de los siete campeones españoles en la ronda gala, uno como líder y otro como su guardaespaldas, se combinarán contra los otros favoritos. El heptacampeon Armstrong se erige como la principal amenaza. "Se centrará en ganar el Tour", anticipó ayer Contador de su ex compañero. ASO, organizadora de la prueba, se frota las manos con la reedición del duelo entre los dos caníbales.

Pereiro asume con gusto el papel de gregario. Ya lo hizo con Valverde en el Caisse D´Epargne en circunstancias más parejas. Siempre ha acatado sin chistar las órdenes de quien le paga. Aunque soñaba con recuperar el papel de francotirador en el tramo final de su carrera, sacrificará gustosamente esa libertad por colaborar en las hazañas de Contador.

El mosense aún tiene que ganarse el puesto. "Alberto es el único que tiene el sitio asegurado en julio", acepta. El Astana ha modificado totalmente su plantilla (Bruyneel se ha llevado al RadioShack de Armstrong a los siete ciclistas que empleó para las tareas sucias en la edición de 2009). "Pero hay grandes corredores". Lo que tiene asegurado Pereiro es un calendario enfocado a su participación en el Tour. "Hay que demostrar la forma encima de la bicicleta. Yo estoy súper convencido de que daré el nivel".

A tal punto ha recuperado la motivación que pasa de meditar su retirada a dejar la puerta abierta a la continuidad más allá de 2010. "Llevo dos días en Astana y me siento como un niño con zapatos nuevos. Al final de año veremos. Mi prioridad es aprovechar esta oportunidad de regresar al sitio donde creo que debo estar".

La preparación para la cita veraniega comienza de forma inmediata en lo que respecta a la competición oficial. Pereiro estrenará el maillot de Astana en el Tour Down Under, la carrera australiana que se disputa en enero. Así huye del invierno gallego y podrá trabajar a cuarenta grados de temperatura en "recuperar el ritmo, sin que importe demasiado la prueba".

No irá a ganar pero su presencia ya cuenta para la organización. Es lo que también ha alquilado Astana, la innegable rentabilidad publicitaria que les proporciona el gallego. "Pereiro ya corrió aquí y es fantástico que vuelva a hacerlo, su presencia levanta mucha expectación entre los aficionados, es estupendo que un ciclista de su categoría acepte volver", ha afirmado el director de la carrera, Mike Turtur. En territorio "aussie" coincidirá por cierto con Armstrong, un tipo al que admira aunque ahora desde la trinchera enemiga.