El equipo más joven de la categoría, un clon del Celta en muchos aspectos, desnudó las carencias del conjunto de Eusebio en 45 minutos de impudicia y desconcierto. Las conclusiones son tan evidentes como poco novedosas: el Celta padece un grave problema de gol y sufre de ansiedad en cuanto el marcador se altera.

Huérfanos de gol

Después de 460 minutos en blanco ha quedado claro que Arthuro no es la respuesta a la falta de pegada del equipo y Joselu está demasiado tierno como para exigirle responsabilidad en este terreno. Con Aspas relegado a una posición desnaturalizada los recursos ofensivos se agotan porque Aarón está fuera de juego, Abalo carece de gol y Saulo no goza de la confianza del técnico. La sospecha de que Arthuro no da la talla se acrecienta con el paso de los partidos. Nadie, salvo Eusebio y acaso Miguel Torrecilla, ven en el brasileño a un goleador. O por el menos al goleador que necesita el Celta. Arthuro tiene apenas buena planta y cierto criterio para jugar la pelota de espaldas. Pero no impone en el área, vive constantemente en fuera de juego y carece del instinto asesino que distingue a los verdaderos depredadores. Urge un fichaje.

Una extraña longevidad

Eusebio Sacristán igualó ayer a Fernando Vázquez como técnico más longevo de la era Mouriño. El preparador castellano cumplió su partido número 29 al frente del banquillo celeste con la sensación de que se le ha juzgado con un rasero mucho más benévolo que a sus predecesores. A Eusebio hay que agradecerle, desde luego, su decidida apuesta por la cantera y una propuesta futbolística valiente y atractiva para el espectador, que no es poco. Sin embargo, es necesario admitir que el preparador vallisoletano ha fracasado en lo esencial. Los números son concluyentes. Sólo ha ganado 4 partidos de 29 y presenta uno de los peores números de la historia del club. El club sostiene que la pasada temporada no cuenta. Tampoco hace falta porque este curso ha ganado 2 partidos de 13 y el equipo ha permanecido en puestos de descenso durante 8 de las 13 jornadas que se llevan disputadas. Con semejante deriva resulta sorprendente que el club planee renovarle. La paciencia tiene un límite y el buen juego que por momentos ha desplegado el equipo no es aval suficiente si no se conjura la amenaza del descenso.

Exceso de ansiedad

El Celta se mueve a sus anchas con el marcador a cero. Es en este momento en el que las prestaciones del equipo funcionan al máximo rendimiento. Los problemas llegan en cuanto se mueve el marcador. Si es el rival el que marca, como sucedió en los primeros partidos de la temporada o ayer mismo frente al Villarreal, el pulso se acelera y la ansiedad pasa factura; si es el Celta el que se adelanta, llegan los nervios y el equipo cede terreno o le cuesta manejar los tiempos del partido para conservar la ventaja.