El Celta mantiene viva la ilusión de prolongar su andadura copera gracias al justo aunque corto triunfo sobre un Tenerife que se vio desbordado en el primer tiempo, pero que sacó petróleo de Balaídos gracias a un error del meta céltico Yoel que concedió un gol de forma infantil. Ese tanto complica las cosas al Celta, le garantiza una noche de apreturas y tensión en Tenerife dentro de dos semanas, pero sobre todo impide que el marcador refleje la verdadera diferencia que hubo entre vigueses y canarios sobre el terreno de juego. Esa distancia se hizo patente en la primera parte que el Celta jugó como si el partido fuese una continuación del choque disputado hace unos días contra el Rayo. Sólo tres jugadores repetían en la alineación titular con respecto al domingo (Hugo Mallo, Danilo e Iago Aspas), pero eso no le impidió al Celta recrear la imagen festiva y descarada que desbordó a los de Pepe Mel. Al contrario, hubo jugadores que han perdido el sitio en la alineación (Abalo, Michu o Bustos) a quienes se vio especialmente motivados para complicarle la próxima alineación a Eusebio y eso lo agradeció el grupo que jugó dos velocidades por encima de los canarios, que esperaban un comienzo de insípido tanteo y se encontraron a un equipo desatado hacia su portería. Volvió a ser determinante el papel de Iago Aspas. El de Moaña, ubicado como delantero, disfrutó de esa libertad que le convierte en un futbolista impredecible por su calidad y por la facilidad para sorprender desde diferentes posiciones del ataque. Se asoció con todo el mundo y generó en compañía de Abalo y de Michu un alboroto constante en al área de un Tenerife cuyos jugadores siempre llegaban un segundo tarde a todos los cruces. En el minuto 3 Saulo ya había tenido una ocasión clara, en el 5 Aspas fue derribado en el área sin que Mejuto quisiese saber nada y al cuarto de hora una combinación de escándalo entre toda la delantera no fue gol porque Saulo se equivocó en el pase de la muerte. El primer gol se olía a distancia. Y llegó en una nueva conexión entre Abalo y Aspas que culminó oportuno Saulo a puerta vacía. El Celta mostró entonces su lado más voraz y sólo tres minutos después parecía haber inclinado la eliminatoria hacia su esquina cuando Michu cabeceó a la red de forma académica un centro maravilloso del renacido Danilo. El Tenerife no sabía dónde estaba. Repleto de gente poco habitual, era un pelele en manos del Celta, Dinei era engullido por la pareja formada por Noguerol y el espléndido Túñez; y Yoel pasaba una noche plácida en Balaídos. Pero entonces llegó el último minuto del primer tiempo. El joven portero del Celta se comió un centro manso desde la banda derecha y concedió el gol a Richi que, de la vergüenza, no lo celebró. Se quedó en el área inmóvil incapaz de digerir que aquella jugada tan intrascendente pudiese acabar con el balón en el fondo de la portería. Un duro castigo para el Celta, un premio excesivo para el Tenerife.

Oltra apretó en el descanso a sus jugadores, meneó el banquillo, obligó a los suyos a presionar la salida del Celta y a reducirle los espacios como fuera. El choque ya no fue el mismo porque los canarios se recompusieron y el Celta comenzó a recurrir a jugadores menos habituales como Arthuro y Jonathan Vila a quienes les falta ritmo de competición. El partido se volvió más áspero, con el Tenerife algo más metido en el campo del Celta, pero con los vigueses amenazando en las contras lanzadas sobre todo desde la banda derecha. Por ahí vino la ocasión de la noche y puede que el error del año. Abalo se encontró mano a mano con el portero Luis García a cuarenta metros de la portería, envió el balón al otro lado donde aparecía Arthuro con un defensa persiguiéndole a cinco metros. Balaídos cantó el gol, el balón venía con potencia, pero entre el delantero y la portería sólo había hierba. Arthuro acomodó mal el cuerpo, se nubló y envió el balón a las nubes. Quiso resolver en un toque lo que hubiera asegurado con dos. El Celta aún tuvo otras dos ocasiones bien resueltas por Luis García, pero ahora mismo queda la duda de si Arthuro envió a las nubes la clasificación para octavos. En Tenerife se verá.