Carlos Cabezas guió con mano firme el estreno victorioso, en la prórroga, de su equipo, el Khimki ruso, en la Euroliga, ante un Real Madrid en el que la gran actuación de Darjus Lavrinovic no fue suficiente.

No comenzó bien el Real Madrid, que sufrió en exceso bajo los tableros con la presencia del fornido Javtokas. La entrada de Lavrinovic, en el Real Madrid, igualó las fuerzas. Sin embargo, los mismos problemas se repitieron en el segundo cuarto. El Madrid no supo cerrar el rebote defensivo y el Khimki impuso su mayor músculo para marcharse al descanso con 39-32.

El Madrid salió con nuevos bríos tras el paso por el vestuario y desde una defensa más agresiva comenzó a crecer, igualando el marcador. Una zona del Real Madrid complicó un poco más el ataque del Khimki.

Con Lavrinovic y Cabezas tirando del carro de sus respectivos equipos, la alternancia en el marcador fue la tónica habitual del último cuarto hasta que al final del tiempo reglamentario se llegó con empate a 72. El Khimki se aferró al gran partido de Cabezas y al final alcanzó la victoria en la prórroga.