Ezequiel Mosquera cambiará este sábado el maillot por el traje y corbata. El líder del Xacobeo Galicia aparecía en el lujoso cartel del Criterium de Oviedo junto a Samuel Mosquera, Alberto Contador, Alejandro Mosquera y Carlos Sastre. Repóquer de lujo y más disfrute que competición en los estertores de la temporada. Pero la dirección de la escuadra le ha cambiado el viaje al de Teo. Se lo lleva a Milán, donde ese mismo 24 de octubre se presenta la edición de 2010 del Giro de Italia. El Xacobeo cuida al detalle su relación con la ronda italiana. Con la presencia de Mosquera quiere reforzar su candidatura a repetir presencia. Un objetivo complicado y que depende en gran medida de la coyuntura ciclística internacional.

El Xacobeo disputó el Giro del Centenario el pasado mayo. Un honor al que no pudo responder en plenitud. Mosquera se lesionó pocos días antes del inicio en un accidente casero. Las alergias lastraron a Gustavo César Veloso. Los gallegos batallaron a su estilo, como guerrilleros del asfalto, pero sin resultados palpables. "La organización quedó contenta con nosotros, pero quizá no sea suficiente", reconoce Álvaro Pino.

Al manager le encantaría repetir la experiencia y con su máximo potencial. El perfil del Giro, más proclive a la guerra abierta que el Tour o la Vuelta, y el ardor popular que rodea al pelotón le entusiasman. "Es una carrera que me gusta mucho", proclama. De ahí que se haya mostrado receptivo a la petición italiana de contar con Mosquera en la gala lombarda. La invitación se antoja como un indicio positivo, si bien la situación tiene entretelas complejas.

Las tres grandes vueltas no forman parte del circuito "pro-tour", organizado por la UCI. Las empresas organizadoras, sin embargo, habían pactado hasta ahora reservar 18 invitaciones para las recuas de elite, un total de 20 y las más poderosas en teoría. La UCI tiene sobre la mesa 23 peticiones de licencias ´pro-tour´ para la próxima temporada. Si las concede todas (exige estrictos requisitos deportivos y financieros), seguramente presionará a Giro, Tour y Vuelta para que amplien el cupo. Sería a costa de las invitaciones reservadas para los equipos de la categoría inferior, la continental, a la que pertenece el Xacobeo. También los equipos modestos italianos presionan a su prueba de referencia para que los atienda con mimo. El margen para volver a colarse en las carreteras trasalpinas se estrecha. El Xacobeo está dispuesto a explorar cualquier resquicio y Mosquera ejercerá como su mejor embajador.

La composición final de la plantilla gallega va en cierto modo ligada a esa presencia en el Giro. En general, al calendario que deben afrontar. Alvaro Pino es partidario de reducir las diecinueve fichas actuales a diecisiete. Reservaría dos plazas si los objetivos creciesen en número y ambición. Quizás sea el espacio acotado para Óscar Pereiro y David Blanco. El mosense, por su prestigio, protagoniza un caso peculiar, de factores que se retroalimentan. Su fichaje abriría puertas; a la vez, demanda la financiación que permita acometerlo. Un ciclo al que se buscará remedio cuando concluya el periodo de renovaciones.