El español Julián Simón (Aprilia) se adjudicó la victoria en el circuito de Phillip Island con ocasión del Gran Premio de Australia de 125 c.c. y logró el título como los grandes campeones, con triunfo incluido y no por ello menos trabajado.

Desde el momento en que se apagó el semáforo rojo se pudo percibir que sería una carrera complicada para conseguir el título mundial, pero el piloto de Villacañas cumplió impecablemente con su estrategia y supo esperar el momento oportuno para aprovechar su oportunidad mientras el primero en marcar el ritmo era el autor del mejor tiempo de entrenamientos, el español Pol Espargaró (Derbi).

Simón no perdió los nervios a pesar de la discreta salida que realizó y mientras por delante Espargaró comenzó marcando el ritmo, a su estela se pusieron prácticamente todos los protagonistas de la categoría en esta carrera.

El doble vencedor de las últimas carreras tiró con fuerza al frente de la cabeza pero tras su estela se colocaron Nicolás Terol (Aprilia), Bradley Smith (Aprilia), Simone Corsi (Aprilia), Andrea Iannone (Aprilia) o Efrén Vázquez (Derbi), con el alemán Sandro Ciortese (Derbi) un poco más atrás pero recuperando terreno a ritmo de vuelta rápida

La iniciativa de Pol Espargaró duró hasta el octavo giro, en el que el italiano Simone Corsi fue el primero en comenzar las hostilidades, si bien su liderato duró bastante poco, lo justo para que en un par de vueltas fuese Bradley Smith quien tomase el mando de la carrera.

Ahí fue en donde Julián Simón, que se había mantenido a la expectativa todo el tiempo, se percató de que se podía escapar su opción al título mundial y por ello que sin ponerse nervioso pero también con rapidez y eficacia, comenzó a superar rivales hasta ponerse tras el rebufo de su compañero de equipo.

La llegada de los primeros participantes doblados añadió algo más de incertidumbre a la situación, que tanto Simón y Smith solventaron con facilidad, no así sus perseguidores que ahí se vieron cortados definitivamente.

Los dos aspirantes más claros al título mundial se habían quedado solos y Simón, que claramente estaba estudiando a su rival, buscó el lugar más apropiado para superarlo, sabedor que la velocidad de su Aprilia no estaba al nivel de la de su compañero de equipo y no podría superarlo por rebufo en la recta de meta.