El Pilotes barrió de la pista al Cuenca 2016, consiguiendo una victoria tan clara como justa, por 28-33. Los locales, totalmente irreconocibles, estuvieron a merced de los rojillos, que se adelantó 0-4 en el marcador y supo mantener y ampliar la ventaja durante el resto del partido.

Los conquenses, sin lanzamiento exterior por la pobre actuación de Paván y Nilsson, fueron muy inferiores a un rival sin fisuras y que consiguió dos puntos muy importantes de cara a la tranquilidad.

El primer tiempo fue de total superioridad viguesa. Su acierto, al cien por cien, en el ataque, fue un lastre muy duro de llevar para el conjunto local que en defensa no era capaz de sujetar a sus rivales, mientras que en ataque los fallos en el lanzamiento y las pérdidas de balón eran decisivas para poner un 0-4, a los cuatro minutos, que ponía las cosas muy claras a favor del Pilotes.

El Cuenca 2016 sólo consiguió diez goles al descanso. Para justificar su pobre balance ofensivo hay que fijarse en la mala actuación de los laterales Nilsson y Paván.

En los últimos cinco minutos, un parcial de 0-3, producto de las pérdidas de balón en el ataque conquense, dejaba sentenciado el partido.

Todo lo que hacía el Pilotes, lo hacía fácil y bien, como lo demuestra que en pocas ocasiones la jugada no terminara en gol. Dio la sensación de dos equipos en distinta categoría, vista la diferencia existente sobre la cancha.

Transcurrido el ecuador de la segunda parte, con un claro 19-27, el partido se convirtió en un momento para el lucimiento para el Pilotes y en un martirio para el Cuenca 2016 porque a su mal juego añadió que, por primera vez en mucho tiempo, su afición mostrara de manera clara la protesta por tan desastrosa actuación.