El Ciudad de Vigo Basquet cosechó su segunda derrota en la estrenada Leb Oro tras perder en Burgos un partido en que sufrieron una importante transformación. Los primeros veinte minutos de los vigueses fueron muy pobres, con porcentajes de tiro ridículos. En el descanso Povea hizo despertar a sus jugadores, que mejoraron su aportación y que de no haber sido tan grande la diferencia al descanso podrían haber tenido opciones de victoria.

El conjunto vigués descubrió ayer en Burgos la realidad de la Adecco Oro. Una realidad que dice que cuando tienes un día desacertado en el tiro, lo pagas con la derrota. Independientemente de la falta de entrenamiento, los vigueses estuvieron ayer negados en el lanzamiento a canasta. Mientras los locales superaban con creces el 50% de acierto en los tiros de dos puntos -76% en los primeros diez minutos de juego- los vigueses no llegaban al 35% y así es muy complicado tener opciones. Además, el dominio de los burgaleses bajo los aros fue también determinante, atrapando una media de ocho rebotes más que los vigueses.

El partido no comenzó mal para los vigueses, pero esa alegría duró solamente cuatro minutos. Con parcial de 8-6 comenzaba el calvario de los vigueses, que no fueron capaces de anotar en los cinco minutos siguientes. Por su parte a los burgaleses les entraba todo, y en esos cinco minutos en los que el Ciudad de Vigo fue incapaz de anotar, el equipo local consiguió un parcial de 17-0, con lo que el choque quedaba visto para sentencia.

En los segundos diez minutos de juego se igualó un poco más la contienda, pero los vigueses aún seguían muy mal en ataque. Burgos, con el partido controlado, comenzó a rotar jugadores y a pesar de eso consiguieron que la diferencia no se redujera. Lorant y Morley crucificaban a los vigueses en ataque, con porcentajes de acierto de un 80%,l que hacían totalmente inútil cualquier esfuerzo de los vigueses por acercarse en el marcador.

Al descanso, 40-19, el partido no dejaba demasiado aliciente para los siguientes veinte minutos de juego, y el único interés radicaba en saber si los vigueses podrían maquillar un poco el resultado y que la derrota no fuera tan seria.

El tiempo de descanso sirvió para que Manolo Povea recolocara a su equipo. La defensa del tercer cuarto no tuvo nada que ver con la de los dos primeros cuartos, y en ataque se mejoraba un poco pero sin estar todavía a un gran nivel. En este periodo los vigueses tuvieron un momento para la esperanza. En el último minuto, cuando se pusieron a doce puntos tras dos robos. Sin embargo, Burgos aprovechó una jugada de ataque para que a los vigueses le señalaran una técnica y de un 53-40 se pasara a 57-40, parcial con el que finalizaba el tercer cuarto.

Las cosas no comenzaron bien en los últimos diez minutos de juego. Mike Williams cometía su cuarta falta y a los tres minutos Marbú se marchaba al banquillo al cometer la quinta. El puntual acierto en los últimos minutos permitió a los vigueses decorar el marcador y salir con una derrota honrosa tras un partido que entregaron con su nefasto comienzo.