El regreso a Vigo de Pepe Murcia tras su destitución como técnico del Celta está plagado de resquemores. El ahora entrenador del Albacete, al que los célticos se enfrentan mañana en Balaídos (20:00 horas), se siente dolido por el trato recibido durante su paso por el banquillo de Balaídos. No da nombres, sólo insinuaciones, pero de su críptico mensaje se desprende que el club continúa en Segunda División A gracias a los resultados que obtuvo bajo su batuta y que no se le trató con la misma paciencia que al entrenador actual, Eusebio Sacristán.

Sintiéndose como el protagonista del ´Patito feo´, Murcia analizó ayer su paso por Vigo, en declaraciones a la Radio Galega, como una etapa en la que el club modificó sobre la marcha el discurso sobre el objetivo final del equipo y que ello contribuyó a dividir el vestuario.

"Yo puedo caer bien o mal pero los números están ahí", indicó el ahora preparador del Albacete al referirse a sus resultados al frente del cuadro celeste: "No se tiene que sentir dolido nadie pero menos mal que hicimos 33 puntos en las 26 primeras jornadas", dijo al referirse a que sin esa puntuación el equipo estaría ahora en Segunda B. "No lo hicimos tan mal", proclama, antes de recordar que el Celta llegó a situarse a tan sólo tres puntos del primer clasificado, el Xerez, a finales del mes de enero. Después encadenó una racha negativa con la que se justificó su despido tras una derrota contundente en Tenerife.

"Sigo diciendo lo mismo: se tergiversó y se cambió el discurso en un momento en el que alguien fue oportunista", lanzó al recordar la polémica de que si a él nadie le había hablado al fichar que el objetivo era el ascenso. "Nos remitimos al hecho de que era un equipo para lo que en principio se habló: para ganar en estabilidad a todos los niveles, a estar lo más arriba posible, que ya lo estuvimos (...). Pero en un momento dado, sin saber por qué, se cambia de discurso y se cambia de objetivo", declaró el cordobés, que esta tarde dirigirá el entrenamiento del Albacete en las instalaciones de A Madroa.

Días antes de su despido, Murcia no se privó de criticar duramente a Ramón Martínez, que en aquellos momentos ocupaba la dirección deportiva del club. A éste parece que iban dirigidas las palabras que ayer pronunció al quejarse de la soledad que sintió como técnico del Celta. "Me fueron dejando solo los que primero me dieron la confianza. Pero eso es algo normal y típico, a lo cual yo me niego".

Y, a continuación, se refirió a las comparaciones que surgieron entre el estilo de juego que el propugnaba y el de Eusebio Sacristán. "No creo que sea de buen estilo hablar del perfil de uno u otro entrenador cuando quien viene a buscar a Pepe Murcia es el Celta".

Agradece, no obstante, la solidaridad del presidente céltico: "El único que no me dejó solo en ningún momento fue Carlos Mouriño, hasta que se vio obligado a cesarme".

Responsabiliza a quienes cambiaron de discurso respecto a los objetivos deportivos de la división que se produjo en el vestuario, al que no le gustó que Murcia impusiese como capitanes del equipo a Peña y a Rubén.

Por último, el preparador cordobés espera tener un buen recibimiento mañana en Balaídos porque "he dejado buenos amigos". "Dentro de lo que ha sido el club he tenido una buena relación hasta el último día. No creo que nadie pueda tener queja del trato y el respeto que tuvimos", concluyó.