El retorno de Rafael Nadal, número dos del mundo, a Pekín, donde el pasado verano logró la medalla de oro olímpica, marca el inicio del Abierto de tenis de China, que se disputa esta semana y en el que el tenista español debutará frente al chipriota Baghdatis. Después de ser duda hasta última hora por sus problemas en los abdominales, el mallorquín pasó las pruebas médicas, que confirmaron que está en condiciones de regresar a las pistas. Nadal desembarca en Pekín "en forma para la competición", según una nota publicada en su propia página web, y encabeza la lista de favoritos en el torneo.

A su llegada a la capital china, Nadal –quien ya se alzó con el título en Pekín en 2005– aseguró sentirse optimista de cara a su actuación. Aún así, declaró que le gustaría tener "el servicio de Karlovic y la volea de Federer", pero que su juego y su estilo es "otro". "Tengo un estilo agresivo de juego, pero creo que nadie puede elegirlo. Tengo una carrera muy buena en estos momentos y es imposible decir que voy a cambiar mi estilo de juego", declaró.

Nadal, que ha permanecido apartado de las pistas desde que cayó en semifinales del pasado US Open frente al argentino Del Potro, regresa al lugar en el que consiguió el oro olímpico. "Creo que estoy preparado y que estaré en buena forma, pero después de un año como éste, siempre te encuentras un tanto asustado", comentó:"Probablemente es uno de los años más difíciles para mí porque tuve la lesión importante de la rodilla y la lesión abdominal en el US Open, por lo que no fue un año de suerte para mí".