El Celta continúa con su progresión. Esa es la mejor conclusión que se puede sacar del partido disputado ayer por los célticos ante un Castro que jugó demasiado fuerte y que lo llevó a finalizar el partido con dos hombres menos.

El partido de ayer fue cómodo para los vigueses. El Castro, que ocupa la última posición y que sigue sin ganar un partido, justificó en A Madroa su candidatura al descenso de categoría.

Los cántabros intentaron frenar a los vigueses adelantando mucho la defensa en línea y juntando líneas con el centro del campo. Con esta forma de jugar, al Celta le costó un poco hacer su juego. Los vigueses tuvieron abrir el balón a las bandas para ensanchar el campo e intentar romper la ordenada defensa de los de Urdiales.

A los nueve minutos, Marcos envía un balón a la cepa del poste. Fue un primer aviso de lo que pasó un poco más tarde, cuando Uru consigue marcar el primer tanto, después de que Jota enviara el segundo balón al palo.

El Celta esperaba a partir de ese momento un Castro mucho más agresivo, pero la realidad fue otra muy diferente. La única ocasión que tuvieron fue al filo del descanso, cuando Willy se quedó sólo ante Manu Torres, que despejó perfectamente el balón.

El partido se rompió en el primer minuto del segundo tiempo, cuando Uru marca su segundo tanto al aprovechar una cesión del Castro.

Gorka Linaza, técnico santanderino, le dio más aire a la delantera para buscar un tanto. Sin embargo lo que consiguió fue que sus jugadores endurecieran el choque con entradas a destiempo que al final le costó dos expulsiones por acumulación de tarjetas.

En los minutos finales del partido, el Celta no quiso machacar al Castro y se dedicó a tocar el balón en el centro del campo sin buscar el juego ofensivo. Los cántabros siguieron calentando el partido sin entrar los vigueses en el juego y dejando que pasaran los minutos.

En el último instante, Uru redondeó una mañana inolvidable al conseguir en una buena jugada por la banda derecha el quinto tanto, cuarto de su cuenta particular.