El giro resultadista propiciado por Eusebio sirvió ayer al Celta para rebañar, con fortuna y pragmatismo, su primer triunfo de la temporada. Remontó el conjunto vigués un marcador adverso al poderoso Recreativo en un partido extraño, desastroso en el primer tiempo y mucho más eficaz en el segundo, gracias a los errores del rival, que regaló un gol y concedió un penalti absurdo en correspondencia a las dádivas de los celestes en el primer tiempo. El Recre pudo, de hecho, dictar sentencia antes del descanso. Se lo impidieron un par de buenas intervenciones de Falcón, que brilló en los momentos de oscuridad y atajó cualquier conato de remontada local cuando los celestes se encontraron por fin con el viento a favor.

El triunfo tan artificiosamente rebañado ayer no despeja la mayor parte de las dudas que han acompañado al equipo en este difícil arranque de curso pero concede al menos un respiro a Eusebio, al que una tercera derrota consecutiva habría puesto definitivamente en la picota. El Celta, es cierto, no brilló en el desempeño colectivo pero al menos fue capaz de tirar de sus individualidades para resolver un partido que se le había puestos sumamente cuesta arriba. Y los resultados son, en definitiva, lo único que cuenta.

Los pronósticos no fallaron. Eusebio modificó el dibujo del equipo en busca de un reactivo. Renunció, como había proclamado, a morir con las botas puestas con el sistema para el que se ha construido el equipo, el 4-3-3, en beneficio de un esquema menos osado, el 4-2-3-1 con Cristian Bustos y López Garai como doble pivote defensivo y Roberto Trashorras en el eje de la línea creativa y Abalo y Danilo en los costados. Aspas, mientras, formó como improvisado nueve a la usanza del partido que lo consagró frente al Alavés.

Pero las prestaciones del equipo no mejoraron con más gente por detrás de la pelota. El juego se espesó, las llegadas al área rival escasearon y cualquier atisbo de reacción cayó en saco roto por causa de la contemplativa, casi beatífica, actitud de la defensa.

La primera señal de alarma llegó al cuarto de hora. Una dádiva de Botelho, que no cortó un balón fácil y permitió a Aitor rematar a bocajarro en el cogollo del área. Los reflejos de Falcón evitaron el gol. La ocasión perdida no desvió al Recre de su rumbo. Imprimió energía a su juego, achicó al Celta y cargó por el costado izquierdo, donde Aitor campó a sus anchas frente a Hugo Mallo al que, por primera vez, sobrepasaron los acontecimientos.

Fue sin embargo Álvaro Antón el que descerrajó un tiro en la nuca al Celta tras un error de Jordi mortal de necesidad. El catalán falla incomprensiblemente en el despeje y el castellano marca tras recortar a Falcón en el área chica. Otro regalo letal.

De nuevo el Celta se ponía en el partido con viento en contra y una vez más su capacidad de reacción parecía insuficiente. Se enredó el cuadro celeste en una maraña de nervios y sólo mejoró algo sus prestaciones cuando Eusebio decidió, a la media hora, retirar a Hugo Mallo (amonestado y perdido) para blindar el flanco izquierdo con Vasco Fernandes.

El Celta tuvo algo más el balón pero fracasó en su empeño de trenzar alguna jugada potable y naufragó en un mar de indefinición. Los de Eusebio no contabilizaron en el primer tiempo una sola llegada al area con peligro. Sólo el coraje de Aspas, más voluntarioso que efectivo, le alcanzó para poner un balón en el área que despejó sin demasiados apuros la defensa. Danilo, mientras, remató alto en la única jugada de estrategia con cierta mordiente en el minuto 43. El Recre, en cambio, pudo dictar sentencia antes del descanso en una falta botada con veneno por Emilio Sánchez que atajó Falcón.

La cosa no pintaba nada bien para el Celta tras la reanudación cuando, inesperadamente, el conjunto vigués tiró de picaresca para sobrevivir. Trashorras probó fortuna desde lejos con un disparo poderoso aunque no demasiado bien dirigido que no logró atajar Bernardo y Aspas, astutamente, recogió el rechace y alojó el balón en la red.

El tanto cambió el partido que se deshilachó y, desde entonces, fue de ida y vuelta. El Recre pudo hacer el segundo en un tiro franco de Aitor que Falcón despejó in extremis con el pie pero fue el Celta, ya con su traje de siempre, el 4-3-3-, el que golpeó primero gracias a una mano absurda de Cámara que interceptó un centro de Pedro Botelho al área. Trashorras recogió el balón, se fue derecho al punto de penalti y batió a Bernardo con un potente disparo a media altura. Por primera vez, el Celta conseguía dar vuelta a un marcador adverso.

El Recreativo no perdió la compostura y buscó el empate con avidez. Pero el Celta, que tampoco careció de ambición (sobre todo tras la retirada de Danilo, por Arthuro) y se encontró mucho más cómodo con el viento a favor. Cedió menos terreno, manejó mejor la pelota y concedió menos atrás, aunque Falcón tuvo algún que otro pequeño sobresalto.

Pero el equipo vigués supo manejar los tiempos para mantenerse a flote. Y en esta tesitura, tras una buena jugada Arthuro, al que el portero rebañó el balón de los pies, Eusebio decidió cerrar el partido reforzando el medio campo con la entrada de Michu por Trashorras. Faltaban apenas tres minutos y el descuento y el Celta defendió con el cuchillo en los dientes pero sin demasiados sobresaltos su primer triunfo del año.