La orquesta azulgrana suena cada vez más afinada. El Barcelona más vistoso de la temporada se deshizo con contundencia del Atlético de Madrid (5-2), gracias a uno de esos arranques de partido fulgurantes que dejó sin argumentos al conjunto madrileño que, una vez más, hizo gala de una candidez desproporcionada en su visita al Camp Nou.

El Atlético salió con todo. Abel alineó de entrada a Jurado, Simao, Maxi, Agüero y Forlán. No se guardó ninguna bala en la recámara. Pero al cuarto de hora, los de Guardiola ya habían fabricado media docena de ocasiones y había transformado dos de ellas. Ibrahimovic abrió la lata con un toque sutil sobre la salida de Roberto tras recibir una asistencia al espacio de Busquets (1-0). Messi hizo el segundo, tras controlar con el pecho un pase picado de Xavi y sentar al meta del Atlético con un finta de esas que sólo se atreven a dibujar los cracks (2-0).

Roberto, con apenas un partido de experiencia en Primera, empezaba a vivir su particular pesadilla sobre el césped del Camp Nou.

Los constantes errores de sus compañeros de zaga no le ayudaron precisamente a lucir con mayor dignidad. Tampoco el planteamiento de Abel, que dispuso una defensa adelantada tácticamente tan mal interpretada que dejaba vendido a su guardameta una y otra vez.

El Barça, con Xavi y Sergio Busquets campando a sus anchas y Henry, Messi e Ibrahimovic habilitándose constantemente para recibir al espacio, era el amo y señor del partido.

A la media hora, Alves hizo el tercero (3-0) en un lanzamiento de libre directo. Una diablura de Messi por la banda izquierda acabó con el cuarto de Keita, y el único error de la defensa azulgrana en toda la primera mitad fue aprovechado por el Kun para recortar distancias al filo del descanso (4-1).

El Atlético mordió más tras la reanudación, presionó más arriba, se echó un poco más atrás, y optó por un fútbol más físico y directo, rendido ante la evidencia de que a este Barça es imposible derrotarlo con sus mismas armas.

Abel puso más músculo dando entrada a Cléber Santana y a Sinama Pongolle e hizo que el partido pareciera un poco más áspero.

Con el partido ya sentenciado, el Barça quitó el pie del acelerador y se dedicó a tocar y tocar, se olvidó de Roberto. Así que dejó que el Atlético se aproximara. En una de esas jugadas aisladas, llegó el intrascendente gol de Forlán (4-2). Pero como suele ocurrir en los Barcelona-Atlético de Madrid, siempre hay tiempo para ver algún tanto más. Messi fue el encargado de cerrar la cuenta en el descuento (5-2).