Eusebio Sacristán no sabe cómo darle marcha al Celta. El equipo vigués cayó ayer por un gol del ex céltico Agus en Córdoba ante un rival que llegaba a la cita muy mermado de efectivos pero con la convicción de aprovechar los errores y las concesiones que le otorgarían los celestes, que acabaron desquiciados por la falta de efectividad y porque en la última media hora se vio huérfano de Trashorras tras una discutible decisión técnica.

Sin su máximo goleador y generador del juego de ataque, el Celta perdió por la mínima en un campo que le había sido propicio en las tres últimas visitas, pero que esta vez podría ocasionarle un nuevo episodio de ansiedad como los que en el pasado le condujeron a una situación muy delicada que casi arruina su existencia. Con dos puntos en cuatro partidos, los celestes se presentarán el sábado en Balaídos ante el Hércules y a la semana siguiente han de viajar a Huelva. La presión va en aumento para un equipo con una escandalosa falta de pegada y que comienza a dudar de su juego.

Ayer, Eusebio tuvo que mover tres piezas del once inicial que se enfrentó la semana pasada al Levante: el juvenil Hugo Mallo se estrenó como titular por el lateral derecho, en sustitución de Vasco Fernandes, que se quedó en Vigo por decisión técnica tras arrastras unos problemas físicos durante la semana; el ex cordobesista Arthuro apareció como ariete para suplir al internacional sub 20 Joselu; y Abalo recuperó el carril derecho y Aspas se quedó en el banquillo.

Al Celta le falta ajustar el sistema, sobre todo en la salida del balón. Como ya esperaban los celestes, el Córdoba se agazapó en su campo en espera de un error del rival.

Sin embargo, el equipo de Eusebio se sintió como en casa, tal cual hizo en Salamanca: se acomodó en el salón del Arcángel y Trashorras se adueñó del mando del televisor. El Córdoba de Lucas Alcaraz, como se preveía, se amoldó a la propuesta, cediendo el papel de anfitrión a los célticos, que sólo tardaron seis minutos en ofrecerle el primer regalo al rival por su buena hospitalidad. El conjunto andaluz agradeció el detalle y el incisivo Pepe Díaz se presentó en los dominios de Falcón con muy malas intenciones.

El Celta tenía el balón y el Córdoba esperaba una contra, como han hecho hasta ahora todos los rivales a los que se han enfrentado los celestes en este campeonato. Y la primera parte discurrió de una forma muy similar a la del último partido en Balaídos: como el Levante, los blanquiverdes se adelantaron en el marcador al aprovechar un error de concentración de la zaga viguesa. El ex céltico Agus –cedido por el Real Madrid– se encontró sin vigilancia en un saque de esquina y Falcón no pudo evitar el remate de cabeza a bocajarro del zaguero manchego. Como ha ocurrido en los cuatro partidos oficiales anteriores –incluido el de Copa–, al Celta le tocaba ir contracorriente. Y para que el partido se asemejase más al anterior, el Córdoba tuvo una clarísima oportunidad para sentenciar el partido, pero esta vez fue el larquero el que evitó el desastre. Porque el Celta no merecía tanto castigo: controlaba el juego, contaba con el futbolista más talentoso y llegaba con cierta comodidad al área contraria. Pero al equipo de Eusebio le sigue faltando gol, y al centrocampista lucense no puede pedírsele que también esté certero en el remate. Estuvo a punto de anotar tras una cesión de Arthuro.

A diferencia de la semana anterior, Trashorras tuvo esta vez mayor libertad de movimientos pero su aportación más brillante salió de sus lanzamientos de córner. Los remates de Saulo y de Catalá en el primer palo, como había ensayado el equipo durante la semana en A Madroa, se fueron a la grada por centímetros.

El Celta apretaba al adversario pero tuvo que retirarse al vestuario como ya empieza a ser habitual: con un tanto en contra, pero con la impresión de que podía voltear el marcador en la segunda mitad.

En el primer minuto de la continuación, Abalo cedió atrás a Arthuro pero éste no supo interpretar la genialidad y, a continuación, el cabezazo defectuoso del ariete brasileño a otro lanzamiento desde la esquina se quedó en un susto para los locales. Al extremo arousano se le atragantó el balón después de una primorosa combinación con Trashorras. Al Córdoba le tocaba defender de nuevo, pero tenía el partido donde había soñado Lucas Alcaraz. El técnico andaluz, sin embargo, no esperaba la irrupción de Abalo, que recuperaba la titularidad. Pero mucho menos que Eusebio le obsequiase con la cabeza en bandeja de Trashorras cuando restaba media hora de juego y el lucense era el único adversario que podía amargarle la tarde.

La discutida decisión del técnico vallisoletano fue agasajada por los cordobeses, que tomaron más riesgos en busca del tanto que asegurase su victoria. Sin Trashorras, el Celta perdió entidad en el juego y las faltas al borde del área de Navas ya no inquietaron a la afición cordobesa.

Si con su máximo goleador no pudo marcar, su ausencia dejó una enorme sensación de orfandad en el juego ofensivo del Celta.

Con la aparición de Iago Aspas. los celestes ganaron verticalidad. El moañés llegó con peligro pero su lanzamiento lo desvió Raúl Navas. El partido parecía sentenciado. Los cordobeses se hicieron dueño de la situación y recogieron el mando que le sacó Eusebio a Trashorras buscando lo que el equipo no encontró: el gol. Y ahora sí ya empieza a preocupar que el motor del Celta no arranque.