El equipo vigués ha realizado una intensiva pretemporada para volver a la élite del fútbol español. Catorce partidos repartidos entre tierras portugueses y gallegas. Pocos viajes pero mucho entrenamiento para recuperar el tono físico. Precisamente, muchos señalan este "maratón" como la principal causa de las lesiones de algunos jugadores de la plantilla.

Pero, en definitiva, estos choques han servido para que el nuevo Celta se acople a la propuesta que quiere implantar Eusebio en Segunda División. Es un esquema valiente, muy atrevido para una categoría en la que, históricamente, los partidos se deciden en jugadas a balón parado y en la que predomina más la fuerza que la técnica. Los resultados globales de estas semanas son notables.

Siete victorias de catorce encuentros

Los dos triunfos más importantes se lograron ante Valladolid y Sporting de Gijón. Ambos duelos, además de ser los rivales de más entidad, eran la presentación del nuevo plantel ante la afición. El resultado no pudo ser mejor, los dos Primeras sucumbieron al buen fútbol de los pupilos de Eusebio y la sintonía entre equipo y afición parece haberse recuperado.

En la parcela goleadora, los "pichichis" de estos partidos veraniegos fueron Joselu y Saulo, con cuatro dianas cada uno.

El celtismo, con ganas de "fiesta"

Las nuevas incorporaciones y la cantera han hecho recobrar la ilusión de una afición necesitada de alegrías. El celtismo espera que, por lo menos, Balaídos vuelva a ser el fortín inexpugnable en el que cayeron, goleados y apabullados, grandes potencias del deporte rey como el Real Madrid, el Liverpool o la Juventus