Hasta el pasado domingo el Celta se había mantenido a una prudente distancia de siete puntos del descenso gracias a los constantes tropiezos del conjunto vasco, que no era capaz de aprovechar el mal momento del conjunto de Eusebio para recortar terreno.

El empate cedido ante el Levante y el inesperado triunfo del cuadro vitoriano en la cancha del Girona, sin embargo, han modificado el escenario, menos favorable que hace siete días, pues, con 24 puntos en juego, todo es susceptible de empeorar. En los dos meses que restan de torneo el Celta tendrá que mirar de reojo de su gran adversario, que, al igual que el Celta, alterna, sobre el papel, compromisos más o menos asequibles con otros bastante más complicados.

El conjunto vigués inicia la recta final del torneo en el estadio de Anoeta en un difícil choque, pues la Real Sociedad tiene todavía la remota esperanza de meterse en la lucha por el ascenso, del que actualmente le separan ocho puntos. Se mide luego el conjunto de Balaídos a un rival de su mismo pelaje, la UD Las Palmas, con la que actualmente empata a puntos. Enseguida, los célticos afrontan una de sus salidas más complicadas, en la Romareda, ante un Zaragoza metido de lleno en la lucha por el ascenso.

En el último partido del mes de mayo reciben los celestes al Murcia, otro adversario de su misma condición. Junio empieza para el cuadro celeste con otro compromiso sumamente complicado. Los de Eusebio visitan el Rico Pérez para medirse al Hércules, otro de los equipos con claras opciones de volver a Primera División. Tras la prueba de Alicante, comparece en Balaídos el Alavés en el que será seguramente el más importante de los ocho partidos que le restan. En los dos últimos compromisos, el Celta tiene una fácil salida a la cancha del descendido Sevilla Atlético (que sólo ha ganado un partido hasta la fecha) antes de cerrar el curso frente al actual líder, Xerez.

El Alavés, por su parte, recibe la próxima jornada a un Castellón ya sin opciones de ascenso y visita posteriormente la cancha de otro equipo en tierra de nadie, el Nástic. Tras este comienzo un tanto descafeinado, los vitorianos afrontan dos compromisos sumamente complicados, ante el Eibar (que para entonces seguramente aún tendrá opciones matemáticas de salvarse) y el Tenerife, favorito al ascenso. Tras recibir al Huesca (otro rival de la zona templada), los vascos visitan Balaídos antes de cerrar la competición con un duelo en casa con el Alilcante y una visita al Albacete en el Carlos Belmonte.