El partido de ayer en Pasarón fue el mejor reflejo de los problemas del Pontevedra en la presente temporada. Un equipo con cierto talento pero sin control, con aspiraciones pero sin carácter, con futbolistas veteranos pero sin jerarquía sobre el campo. El resultado, la enésima oportunidad perdida tras una nueva jornada en la que los equipos de arriba parecen no querer jugar la promoción en un grupo primero de Segunda B que navega entre el equilibrio y la mediocridad.

El 0 a 4 que reflejó el electrónico tras noventa minutos de zozobra granate fue excesivo, pero no injusto. El Pontevedra no contó con la fortuna de marcar en los primeros compases del encuentro, y a partir de ahí todo fue remar contracorriente. El Ciudad de Santiago se presentó en la ciudad del Lérez con menos urgencias que los locales, pero no lo pareció. Los compostelanos superaron a los pontevedreses en oficio desde el minuto uno hasta el noventa.

El partido comenzó con un Ciudad muy bien plantado sobre el césped ante un Pontevedra titubeante. El partido estaba muy abierto, aunque las llegadas visitantes eran más convincentes. Pese a ello, el primer tanto llegó en una acción de fortuna.

El nerviosismo tomaba el estadio de O Burgo y la reacción del equipo no llegaba. La puntilla llegó al filo del descanso. El efectivo ariete Maikel conectó en pared con el escurridizo Sánchez, que de cabeza y en vaselina lograba el segundo ante el delirio del centenar de aficionados que llegaron desde Santiago para apoyar a su equipo.

La salida de vestuarios fue el canto del cisne de los granates. Yago contó con una excelente oportunidad tras una buena acción combinativa, pero su volea con la derecha se marchó a las nubes. Esta fue la última ocasión de reengancharse al partido de los de Gay, pues el Ciudad dejaría las cosas claras en el primer contragolpe de la reanudación.

El Pontevedra, desesperado, recurrió a los balones largos. El Ciudad aún hurgaría más en la herida, con un cuarto gol tras otro contragolpe.