Muy pocos pudieron pensar que un púgil hispano, con cara de niño, que llegó a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 con sólo 19 años, 17 después haya dicho adiós al deporte del boxeo, siendo una auténtica leyenda.

De La Hoya, de 36 años, dijo enfrente del Staples Center de Los Ángeles, su ciudad natal, donde tiene también una estatua que le inmortaliza como el "Golden Boy", que su corazón ya no le pedía seguir en el boxeo activo y era el momento del adiós.

"No siento dentro de mí el espíritu necesario para seguir como profesional y por lo tanto he llegado a la conclusión que mi carrera profesional está hecha", declaró De La Hoya, que logró marca ganadora de 39-6, con 30 triunfos por la vía rápida.

Las últimas derrotas, especialmente la que sufrió el pasado 6 de diciembre frente al filipino Manny Pacquiao, combate en el que se presentaba como favorito en las apuestas por 2-1, le hizo reflexionar seriamente sobre su futuro como profesional y la respuesta fue la retirada.

"Si esta es la última pelea de Oscar, entonces tenemos que recordar lo que hizo por el boxeo, por el deporte todos estos años", subrayó Bob Arum en la conferencia de prensa posterior a la pelea frente a Pacquiao. "Si se retira, que Dios lo bendiga y deberíamos darle las gracias por lo que hizo por el boxeo". A pesar que Arum y De La Hoya se distanciaron en los últimos años cuando el "Golden Boy" entró al mundo de la promoción del boxeo, ambos fueron siempre la combinación perfecta durante toda la carrera profesional del ex campeón del mundo.

Después de tener una marca perfecta de 31-0 en los primeros combates, con 25 triunfos por nocáuts y seis por decisión, en las últimas 14 peleas el resultado fue de ocho victorias y seis derrotas. Su fuerza y garra ya no eran la misma del púgil dominador que venció a figuras como el estadounidense de origen mexicano Fernando Vargas, el nicaragüense Ricardo Mayorga y el legendario mexicano Julio César Chávez, entre otros.

Los triunfos deportivos, con 10 títulos mundiales en seis categorías diferentes de peso, le permitieron también ser el boxeador que más dinero ha ganado después de los estadounidenses Mike Tyson y Evander Holyfield.

Se habla de más de 300 millones de dólares, que también ha sabido invertir de manera brillante para convertirse en la actualidad en un gran hombre de negocios, que también triunfó en la promoción del boxeo y de otros deportesm, como el fútbol.

De La Hoya es accionista en del equipo del Dynamo de Houston, bicampeón de la Liga Profesional de Fútbol de Estados Unidos (MLS). "El boxeo ha sido el amor de mi vida, mi pasión y el deporte para el que nací", destacó De La Hoya. "Cuando ya no puedo hacerlo como me gusta, ni competir al nivel que deseo, no es justo seguir, al menos para mí y creo que tampoco para los aficionados, ni para nadie". De La Hoya reconoció que no iba a esperar a defraudarse así mismo y a los aficionados, pero la decisión de retirarse no había sido nada fácil.

"Ahora entiendo por qué los atletas de elite tienen tanto reparo y les cuesta tanto retirarse cuando uno siente la pasión por el deporte que siempre piensas vas a poder practicar", explicó De La Hoya. El ex campeón del mundo reiteró que no tenía ningún problema en seguir entrenando duro para las peleas y estar en una gran forma, pero también era consciente de que no podría competir al nivel de elite que siempre lo ha hecho.

"No es justo para mí subir al cuadrilátero y al final comprobar que no he podido dar lo mejor que llevo dentro en cuanto al concepto que tengo del deporte del boxeo", valoró De La Hoya, a quien solo se le quebró la voz cuando le dio las gracias a su padre Joel, que estaba a su lado, junto con su esposa Millie. De La Hoya recordó como desde los cinco años comenzó a ir al gimnasio de la mano de su padre para comenzar a boxear.

"Recuerdo cuando me llevaba al gimnasio y nunca me abandonó y siempre me motivó", subrayó De La Hoya. "Me han tocado vivir momentos duros dentro y fuera del cuadrilátero, pero mi padre siempre ha estado a mi lado para apoyarme. Gracias por motivarme y exigirme al máximo en cada momento", añadió.

De La Hoya siguió los pasos por el deporte del boxeo que habían comenzado su abuelo y su propio padre, aunque ninguno de ellos pudo alcanzar el profesionalismo.

Al margen de que el deporte del boxeo se queda sin uno de los profesionales que más interés y atracción generaba, también se convierte en una gran pérdida para los canales de pago de televisión. La cadena de televisión HBO, que trasmitió 32 de los 39 combates profesionales que realizó De La Hoya, consiguió ingresos y beneficios millonarios, como nunca lo ha hecho con otro boxeador y menos en la categoría de un peso intermedio.

"Su proyección como profesional no tiene comparación alguna y sin lugar a dudas ha sido un fenómeno único dentro y fuera del mundo del boxeo por la manera como ha sabido comportarse y organizar su vida", subrayó Arum. "Oscar es sin discusión un auténtico 'Golden Boy' del deporte en Estados Unidos".