Lance Armstrong asume que las posibilidades de asaltar una octava victoria en el Tour de Francia se reducen después de que la agencia francesa antidopaje le haya abierto un procedimiento por no cooperar en un controla antidopaje fuera de competición: “Es su evento, sus reglas, y tenemos que jugar con ellas”.

En un vídeo publicado en la web ‘livestrong.com’ el siete veces ganador del Tour de Francia ofrece su versión de los hechos. “Un par de semanas antes de la caída -en la Vuelta a Castilla y León, donde se rompió la clavícula- volví a casa para entrenar y una persona se presentó en mi casa para realizarme un control antidopaje”, comenta. “Estaba solo -añade- y, en 20 años haciendo esto, nunca vi hacer un control a una sola persona”.

Armstrong señala que su soledad “le hacía parecer sospechoso”. Por eso, “le pedí sus credenciales y le pedí que esperara mientras lo confirmaba”. “Llamé a la UCI y a otras muchas personas” para comprobarlo, le dejó entrar y le hizo esperar mientras se duchaba, pues acababa de entrenar. El ‘vampiro’ tomó las muestras necesarias (orina, sangre y pelo) y, según el texano, no consignó ninguna anormalidad en los papeles que firmó delante de él. Y, unas semanas después, conoció que la AFDL le había abierto un expediente disciplinario por no “respetar la obligación de estar bajo la directa y permanente observación” del encargado de realizar el test, según la agencia gala.

Una circunstancia que le hace ser conscientes de las dificultades que puede encontrar para correr la ronda francesa el próximo mes de julio. “Es muy posible que me prohíban correr el Tour”, algo que no deja espacio para la resignación: “El Tour es algo que amo, una carrera que quiero correr, en la que quiero ser competitivo, tanto si es para luchar por la victoria o para ayudar a ‘Albert’ (Contador) o a Levi (Leipheimer) a conseguirla”.

“Obviamente, aún siento pasión por el ciclismo, pero mucha más por la lucha global contra el cáncer. Quería contar esa historia en Francia, pero si no puedo hacerlo, no puedo hacerlo. Es su país, su evento, sus reglas, así que tenemos que jugar con ellas”, comenta claramente contrariado, ya que una sanción de la AFDL sólo supondría un veto para competir en las carreras que tengan lugar en suelo francés.

La relación de Armstrong con los organizadores del Tour de Francia, Amaury Sports Organisation (ASO), nunca ha sido sencilla, y menos tras su regreso, cuando apuntaron que su participación sería “desconcertante”. Además, en 2005, el diario L’Equipe, adquirida por la empresa EPA, del grupo ASO, publicó que las muestras de orina de Armstrong de 1999 mostraban trazas de erythropoietina. Sin embargo, Lance Armstrong nunca ha dado un resultado positivo en un control antidopaje.