Casi 200 niños aguardan con expectación la decisión del presidente del Club Voleibol Vigo, Guillermo Touza, sobre el futuro de la entidad. Son los canteranos de la entidad, que se quedarán sin equipo si éste desaparece, posibilidad cierta en estos momentos. El mandatario sigue en ese periodo de reflexión que se concedió a él mismo tras el descenso a Superliga-2 del primer equipo. Una reunión con sus directivos en los próximos días resolverá el interrogante, aunque más cruciales son las gestiones que se realizan para solucionar el principal problema que amenaza al C.V. Vigo: la carencia de un patrocinador.

La pérdida de la plaza en Superliga ha resultado traumática para el C.V. Vigo, especialmente por la forma en que se produjo, en la última jornada y a distancia. Pero es un contratiempo asumible para el equipo, que llegó a ser el más veterano en la máxima categoría hasta el descenso de 2007. Touza se siente con energías para volver a levantarse.

La asfixia no llega por la vía deportiva sino por la económica. El presidente firma polizas de crédito para hacer frente a sus obligaciones contractuales con los miembros de la plantilla, de los que se está despidiendo durante estos días sin poder aclararles nada respecto a prolongar la vinculación. El C.V. Vigo deja a un lado el apellido promocional de Valery Karpin. Necesita un patrocinador que cubra el porcentaje que se le adjudicaría en el prespuesto. Guillermo Touza asume que no será una cifra generosa a causa de la coyuntura y el menor atractivo de la Superliga 2. Incluso así es un soporte vital, sobre el que podría construir un equipo decente.

Cuarenta aniversario

El jerarca del Vigo apuesta por seguir. Es lo que le pide el cuerpo en el cuarenta aniversario de la institución, en cuya fundación él mismo participó y que preside casi desde el inicio. Pero no lo hará sin el respaldo de sus seis directivos, con los que espera encontrarse en unos días, y sin un colchón pecuniario.

La desaparición del C.V. Vigo sería integral. El equipo profesional arrastraría a los demás en su caída. El club tiene una estructura escolar que abarca desde jugadores de siete años al filial. En total, más de 180 fichas. A esta tarea formativa se suma la que realizan en las Escolas Deportivas Municipais y su labor de difusión del voleibol por los colegios de Vigo.

La desaparición sería además un golpe tremendo para el voleibol gallego. El C.V. Vigo es el club hegemónico del país, como lo confirma su inalterable reinado en la Copa Galicia. Y es además el principal suministrador de jóvenes valores para las selecciones inferiores. Al combinado infantil de Galicia, que acaba de elaborar su convocatoria, aportan cuatro jugadores. Las cifras pueden ser muy similares en cada tramo de edad.

No hay un reemplazo para el C.V. Vigo. No existe una alternativa viable que dé cabida a esos casi 200 jóvenes valores del voleibol. La convulsión resultaría tremenda. Guillermo Touza quiere eludir el drama y está iniciando los contactos a nivel político y empresarial que puedan ayudarle a garantizar la supervivencia. Será una batalla dura, concentrada en el tiempo porque la temporada que viene, aunque lejana, exige pasos inmediatos como fichajes, confirmación de plaza... Cuarenta años de pasado están en juego. Y el futuro de doscientos niños que quiere seguir vistiendo la casaca azul del club.