La octava plaza, el play off europeo, la prolongación de la temporada durante algunos partidos, concebidos para el disfrute tras tanto sufrimiento. Es el premio que busca el Celta Indepo en las dos últimas jornadas de la temporada regular, enfocadas como una carrera en paralelo contra el Hondarribia Irún. El duelo, para las celestes, arranca hoy (19:00) en la cancha del Mann Filter Zaragoza.

Las cuentas claras: el Hondarribia defiende esa octava posición del acoso del Celta, que tiene que recuperarle una victoria en esas dos jornadas. El calendario se muestra imparcial. Mientras las celestes visitan hoy a un conjunto de los que pelean por la permanencia, el Hondarribia recibe al todopoderoso Ros. En el cierre de campaña será al revés: las vascas viajarán a Las Palmas, donde se sufre, y las celestes recibirán en As Travesas al Rivas, que aspira a la segunda posición.

“Miramos nuestros resultados y los de Hondarribia, que está por delante”, se resigna el técnico del Celta Indepo, Miguel Méndez. “Los dos equipos tenemos partidos muy difíciles y parejos, en el sentido de que jugamos contra uno de los rivales de arriba y otro que se juega el descenso. Dependiendo de lo que hagan ellas necesitaremos dos victorias o una”.

En pura teoría, el Celta Indepo tiene que concluir la jornada de hoy por encima. Pero “hacer pronósticos ahora es imposible”, acota Méndez y es el lamento de que el Hondarribia haya tomado ventaja en la tabla gracias a su sorpresón en Salamanca. Ganaron por 19 puntos donde nadie lo había conseguido. “El Perfumerías se estaba preparando para la ‘Final Four’, que se juega en su casa, y estaban las jugadoras un poco distraídas. El aspecto mental en el deporte cuenta cada vez más. Cuando te sobran las victorias y tu objetivo está controlado, hay equipos que te pueden ganar. La Liga Femenina es muy competida”.

Méndez centra su esfuerzo en lo propio. Si el Hondarribia falla, no quiere llorar la ocasión perdida. “Nosotros tenemos que pensar más en lo nuestro. Jugaremos contra un Mann Filter que estará muy ansioso (es penúltimo) pero también con muchas ganas. Puede ser un arma de doble filo. Habrá mucha gente en el pabellón. Si hacemos buen partido, la ansiedad crecerá. Tenemos que estar bien 40 minutos”.

Al Celta Indepo, en este último tramo de temporada, le ha faltado precisamente esa continuidad en el juego. El último choque ante el Ibiza resumió su enfermedad. El equipo plantó cara hasta el tercer cuarto y de repente, ante los primeros contratiempos, se desconectó.

Es un pecado de juventud, que en la arquitectura de la plantilla debía ayudar a mitigar Pilar Valero. La baja por lesión de la veterana escolta duele más que la de compañeras con mejores números. “Los minutos que nos daba Pilar eran importantísimos”, conviene Méndez. “Sin realizar grandes cosas, hacía mucho daño en momentos puntuales”.

A esta ausencia se añade el mal momento de forma de las olímpicas, Torrens y Nicholls. Es una especie de “síndrome de Pekín” que está afectando a casi todas las internacionales españolas. “Quizás nos faltan esas jugadoras de referencia que en otro momento teníamos”, reconoce Méndez, que pide un último esfuerzo para culminar con una sonrisa el ejercicio.