La sanción que los comisarios deportivos han impuesto al británico Lewis Hamilton (McLaren-Mercedes), la más dura en su corta carrera deportiva en la Fórmula Uno, al excluirle de la clasificación del Gran Premio de Australia, es la sexta que recibe en el periodo de un año, una cada tres carreras.

El pasado año fue sancionado por primera vez en Malasia junto a su compañero Kovalainen, con la pérdida de cinco puestos en la formación de salida de la carrera, por haber obstaculizado a otros participantes en la sesión de clasificación.

En Canadá volvió a sufrir otra sanción, esta vez por no respetar el semáforo rojo a la salida de la calle de garajes y llevarse por delante a Raikkonen (Ferrari).

Los cinco puestos en la formación de salida los cumplió en el Gran Premio de Francia, donde además fue sancionado con un paso por la calle de garajes, tras haberse saltado una variante en la que adelantó al alemán Sebastián Vettel (Toro Rosso).

En el Gran Premio de Bélgica volvía a saltarse de nuevo una variante para adelantar a Raikkonen, al que luego dejó pasar, y los comisarios le impusieron 25 segundos, que le llevaron del primer al tercer puesto y dio a Felipe Massa (Ferrari) la victoria.

Por último en el Gran Premio de Japón, autor de una mala salida, Hamilton frenó muy tarde al llegar a la primera curva y Raikkonen, entre otros muchos, se vieron obligados a tomar la primera curva por el exterior para evitar la colisión.

Los comisarios le sancionaron por esta acción con un paso por la calle de garajes y el británico finalizó en duodécima posición.

En su primera temporada 2007, cuando tenía de compañero a Fernando Alonso, hiciera lo que hiciera, investigaran lo que investigaran los comisarios jamás había sanción para Hamilton, cuyo coche fue sacado por los comisarios a la pista en el Gran Premio de Europa, disputado bajo un diluvio en el circuito alemán de Nurburgring, para después decir que lo que habían hecho ya no se volvería permitir.