Tranquilidad en las filas del Caisse D’Epargne, al menos en apariencia, ante la noticia de que el fiscal antidopaje del Comité Olímpico Italiano (CONI) solicita dos años de suspensión para Alejandro Valverde. Los responsables del equipo español se fían de los argumentos legales que niegan al CONI cualquier potestad represiva en el caso. Pero las complejidades políticas del ciclismo hacen posible cualquier escenario, incluso el de un posible veto al murciano en el Tour de Francia. Una hipótesis que alteraría los planes del director deportivo, Eusebio Unzúe, y el rol adjudicado a Óscar Pereiro para la ronda gala.

El abogado de Alejandro Valverde, Federico Cecconi, reiteraba ayer a EFE la sustancia de su defensa, que es negar al CONI la capacidad jurisdiccional sobre la “Operación Puerto”, trama de dopaje con la que relacionan a Valverde. La fiscalía del CONI considera probado que el ciclista violó el artículo 2.2 del Código de la WADA, la Agencia Mundial Antidopaje, sobre el uso o la tentativa de uso de sustancias y métodos prohibidos. La prueba: una bolsa de sangre con presencia de EPO, incautada al médico Eufemiano Fuentes, y que sería de Valverde.

Para Cecconi, sólo la justicia española tiene derecho a reabrir el caso, posibilidad que no se contempla. El Consejo Superior de Deportes apoya la tesis del letrado trasalpino.

Lo más probable es que el CONI considere culpable a Valverde, que éste demande a su vez al comité italiano y que la madeja judicial se enrede cada vez más. Se antoja difícil que pueda haber una sanción de rango internacional para el español a corto plazo. Sin embargo, su capacidad de maniobra se reduciría. No podría disputar ninguna carrera en Italia, so pena de verse arrestado al cruzar la frontera. Y sobre él pendería la sombra de un veto bajo cuerda por parte del Tour o de la propia casa patrocinadora del equipo, Caisse D’Epargne.

La incertidumbre planea sobre la programación del equipo, diseñada con la candidatura de Valverde al Tour como eje. Privado de su claro jefe de filas y de la estrategia más ortodoxa que implica, Unzúe apostaría por la guerra de guerrillas, concediendo libertad a hombres como Luis León y Pereiro, campeón en 2006 y amante de las emboscadas.