Armando Álvarez  Vigo

Verano de 2010. No se habla de otra cosa en la NBA_desde hace meses. Será cuando algunas de las estrellas más rutilantes salgan al mercado de agentes libres. Una circunstancia hasta cierto punto paradójica, propia de la especial naturaleza de la liga.

Contratos de duración predeterminada, topes salariales, diferentes categorías de excepciones... Las direcciones deportivas de las franquicias manejan más variables que los clubes europeos y a la vez caminan sobre senderos predeterminados. Es una ingeniería que permite e incluso obliga a trabajar con antelación. Los dirigentes han empezado a moverse para liberar masa salarial de cara a ese verano._Los últimos en unirse al baile han sido los Lakers, que ofrecen como pieza de intercambio a un hombre tan querido en el Staples como Luke Walton. Aceptarán a cambio un base o un pívot de la clase media. Como objetivo de fondo, ganar maniobrabilidad para dentro de dos años.

El botín en disputa, al menos en teoría, merece el riesgo y la paciencia. En 2010 finaliza el contrato actual de varios miembros de la generación de 2003, seguramente el mejor "draft" desde aquel de 1984 que llevó a la NBA_a Michael Jordan y Hakeem Olajuwon. LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh tienen la oportunidad de declararse agentes libres o ampliar por un año su relación. Y junto a ellos, otros ilustres como Redd, Stoudemire y Dirk Nowitzki, del que no se habla tanto por los 32 años que tendrá entonces y porque se supone que antes extenderá su contrato con Dallas.

Y es por factores como éste que se aprecia lo inconsistente de la situación. Los analistas juegan a predecir la voluntad de los jugadores. Bosh, de cuyo juego se ha apoderado el egoísmo, insinúa que abandonará los Raptors; James prueba a dejarse querer por todos, incluso por Grecia o China. Pero la solidez del proyecto de los Cavaliers bien podría convencerlo de seguir. Y cualquiera de ellos quizá decida retrasar su "liberación" a 2011, destruyendo todos los cálculos.

En esta especie de carrera, 2009 parece no existir. Posiblemente porque Kobe Bryant apostará por seguir dos años más en unos Lakers que aspiran al anillo, aunque los angelinos tienen que decidir hasta qué punto apuestan por Lamar Odom y Trevor Ariza (de Chris Mihn se despedirán sin más).

Pero hay otros jugadores interesantes que pueden declararse agentes libres. Especialmente Carlos Boozer, que ya lo ha insinuado en unas declaraciones, y junto a él Turkoglu, Okur o Allen Iverson. Boozer sabe que en 2010 será un producto secundario; en 2009, en cambio, se le consideraría la pieza más jugosa. En esta partida de póquer, hay que medir bien cómo se emplean las bazas.

Lo que subyace, en la sustancia de esta cuestión, es la diferencia de mentalidad entre el deporte europeo y el estadounidense. En Europa, prima el "presentismo", vivir al día sin que importe qué sucederá mañana. Así, grupos triunfales como el Barça de Rijkaard se desmoronan en un segundo. En USA, sin embargo, se cae en un exceso de preocupación por el futuro, despreciando las batallas inmediatas.

Los New York Knicks son el mejor ejemplo. Sueñan con Bosh y LeBron. Como si no hubiese dos campeonatos en juego antes de esas adquisiciones, que absolutamente nadie les puede garantizar.

Los Knicks son la franquicia más valorada económicamente. Por Nueva York y por el fanatismo de sus seguidores. Sus dos únicos anillos datan de los setenta. Llevan casi una década reconstruyéndose, desde las finales del 99. Y aunque con la marcha de Isiah Thomas y la llegada de D´Antoni han recobrado cordura, siguen muy lejos de los candidatos al campeonato. Recreándose en lo que serán o pueden ser, se han olvidado de lo que son.