Los miembros de la expedición del Celta estaban totalmente preparados para disputar el encuentro. Mantuvieron la rutina propia de los días de partido hasta que empezaron a recibir las primeras noticias sobre lo que le sucedía a la plantilla del Murcia. Confirmada la suspensión del encuentro, los responsables decidieron el inicio inmediato de las vacaciones. Algunos jugadores ya no han regresado a Vigo. Todos emplearán las horas iniciales de su descanso en digerir las sorpresas de la jornada.

Desayuno, paseo, relajación. Nada hacía pensar en el Hotel Siete Coronas, cuartel general de los célticos, que los planes previstos podían torcerse. Porque nadie en realidad sabía lo que en esos momentos estaban pasando en el Hotel NH Rincón de Pepe, donde sus compañeros murcianistas se debatían de dolor. Todo empezó a conocerse en las filas viguesas al filo de las 13.00 horas, mediante una llamada del delegado del Murcia a su homólogo céltico, José Ricardo, en la que le informó de que varios futbolistas sufrían gastroenteritis. Ya entonces le anticipó la posibilidad de que el partido se aplazase.

La "bomba" se extendió por el hotel. Los jugadores lo supieron en una charla técnica a la que acudían dispuestos a conocer las últimas instrucciones de Pepe Murcia respecto al encuentro. A la 13.30 horas llamó a José Ricardo el secretario de la Federación Española, Jorge Carretero, para comunicar que acababa de recibir por fax los informes médico.

Ya no había marcha atrás. El partido quedaba suspendido, aunque la comunicación oficial se produjo a las cuatro de la tarde.

Para entonces ya se habían reorganizado los planes. La mayor parte de los jugadores se desplazaron a Madrid por autobús como estaba previsto y tras pernoctar allí llegan hoy a Vigo. Otros, en cambio, como Notario y Falcón, se han ido directamente a sus destinos vacacionales.