El Celta ha encontrado un rematador soberbio que le puede conducir a Primera, donde le resultará más fácil y cómodo tapar el agujero económico que amenaza su existencia. El equipo vigués crece en la clasificación de Segunda División al ritmo que marcan los goles de un tal Dinei, el delantero brasileño que el pasado domingo sentenció con otro par de goles el encuentro ante el Levante. Es la tercera vez que Telmario de Araújo Sacramento marca por partida doble desde que se asentó en Vigo. Este es uno de los detalles que le asemejan a dos de los grandes artilleros de la historia del Celta, Baltazar y Vlado Gudelj, que anotaron 26 tantos en el año de su debut con la zamarra celeste y fueron claves para que el celtismo festejase el ascenso al concluir las campañas 86/87 y 91/92, respectivamente.

Cuando ha transcurrido un tercio de la Liga resulta complicado vaticinar que Dinei se aproximará a los números que presentaron Baltazar y Gudelj, en su estreno en Balaídos. A estas alturas del campeonato, celebrada ya la decimotercera jornada, el jugador nacido en Goiana y el procedente de Mostar ya acumulaban diez y doce dianas.

El nuevo artillero, en cambio, ha tenido un comienzo más irregular con el Celta, debido sobre todo a que su contratación se cerró con la temporada a punto de iniciarse y en proceso de recuperación de una lesión en un pie. Aparte, se encontró con un compañero que le cerraba el paso: David Rodríguez había aprovechado los amistosos del verano para asegurarse la titularidad como delantero centro. Pepe Murcia le brindó una oportunidad en el partido inaugural, ante el Girona, sustituyendo a Óscar Díaz en el minuto 75, cuando los gerundenses dominaban en el marcador. A la semana siguiente salió de cara ante el Castellón, pero se perdió en el galimatías que reinaba en el equipo vigués, que vagó durante las cuatro primeras jornadas sin anotar un gol.

Transformación

Todo cambió en el enfrentamiento copero con la Real Sociedad. Pepe Murcia apostó esa noche por los jugadores que menos minutos había disputa. En ese equipo aparecía Dinei, que se convirtió en el héroe de la noche y de la eliminación de los donostiarras al anotar los dos goles. A partir de ese día todo cambió para el Celta y para el ariete brasileño: el cuadro celeste inició su escalada y Dinei se convirtió en el referente del ataque. Días después, celebraría su nuevo status en el equipo con el primer tanto en la Liga, ante el Albacete, que supuso un punto para el equipo de Pepe Murcia. Después abrió el marcador ante el Salamanca y en Córdoba obtuvo su primer doblete liguero, que repetiría quince días más tarde frente al Levante.

Con seis tanto -uno menos de los que le otorga por error la Liga de Fútbol Profesional-, el brasileño nacido hace 25 años en Sao Domingos se ha situado como quinto máximo goleador de Segunda, y ocupa la misma posición en rentabilidad (anota un gol cada 130 minutos). No obstante, en este apartado está en desventaja con los tres primeros clasificados (Ewerthon, Oliveira y Quique Martín), ya que éstos han aprovechado algún penalti para incrementar su cuenta particular.

Si se tuvieran en cuenta nada más que los goles marcados en jugada, el artillero céltico sólo se vería adelantado en la clasificación de los mejores goleadores de la división por Antoñito, del Xerez, que suma los mismos goles pero con cinco minutos menos de diferencia.

El balance anotador de Dinei también podría haber mejorado de disfrutar de más tiempo en el equipo titular, en el que formó en nueve de las trece jornadas disputadas y durante 785 minutos, lejos de los 1.168 que acumulan Marcos Márquez (Las Palmas) y Nino (Tenerife).

Aún así, el brasileño tiene al alcance de la mano superar los 15 goles que Perera consiguió la campaña pasada. La marcha al Rayo Vallecano del pacense propició la contratación de Dinei, cuyo rendimiento recuerda a dos de los grandes goleadores célticos, Baltazar y Gudelj. Por sus condiciones físicas, sin embargo, se asemeja a su compatriota Amarildo, que deslumbró en la campaña 88/89, con el equipo en Primera. Marcó 16 goles y fue traspasado al Lazio por 250 millones de pesetas cuando había costado 60.