Entre el cielo de los que pagan y el infierno de los morosos está el limbo del proceso concursal. Los administradores judiciales que supervisan el Celta han paralizado el pago de las deudas anteriores a su irrupción en el club.El proceso será largo: catalogación de la deuda (finalizada la semana pasada), impugnaciones, convenio de acreedores... Al final, el Celta satisfará lo que debe menos la quita y en los plazos aceptados o se procederá a su liquidación.

La aprobación del convenio queda en manos de los grandes acreedores,mayormente Caixanova, con la que se negocia. Como se vota según porcentaje,habrá decenas cuya opinión apenas cuente. Entre ellos, las empresas con las que el Celta trabaja para los asuntos cotidianos. Muchas tienen cantidades pendientes de escasa importancia. Veinte, incluso por debajo de los 300 euros. Son cifras en apariencia irrisorias al lado de los muchos millones de otros, aunque la crisis agobia y cada céntimo cuenta en los pequeños negocios.

En los casos consultados, las facturas quedaron congeladas por culpa de los trámites del proceso y no porque el club celeste no pudiese afrontarlas. Es lo que sucede con los 80 euros que se le deben a la Cafetería Don Balón,“de cafés o tes que los jugadores piden el día del partido”, dice Mari, la propietaria del local ubicado en Balaídos. Son muchos años sirviendo a los empleados del club “y siempre han pagado puntualmente. Esto es por el proceso concursal”. Anticipa que perdona el dinero. Más le dedica al club como firma colaboradora que es.

Ya no es sólo que no se quiera lo que en justicia les pertenece. A los acreedores más pequeños ni siquiera les resulta rentable. Exigir la satisfacción del débito implica trámites más onerosos que lo que se conseguiría: viajes a Pontevedra,papeleo.“Nosotros ni siquiera deberíamos aparecer en esa relación. Le hemos firmado un abono al Celta conforme no nos debe nada.Debe ser un tema legal”, dice uno de los encuestados,que prefiere que no se le cite por nombre o filiación. La popularidad ha incomodado a algunos durante estos días a causa de las bromas o el reproche mal entendido de los conocidos.

Antonio Carrera, de Plásticos Carrera, sí acepta que se le mencione y confiesa:“He tenido más publicidad estos días que con el cartel que tenemos en el estadio”. Su empresa surte de material a los encargados del mantenimiento de Balaídos.No puede concretar de dónde proceden los 67,54 euros con los que figura entre los acreedores.“Chapas de poliéster en Río o las de los banquillos son lo que proporcionamos. Ni lo voy a reclamar ni debería figurar ahí. Es un mero formulismo”.

Un club de fútbol es un artefacto complejo, dotado de mil engranajes, aunque sólo se aprecie el fútbol de cada siete días. Hay inmuebles que requieren atención con sus mil pequeños desperfectos; envíos que se encargan a la mensajería externa; campos que delimitar, para lo que se emplea la cal“viva y muerta” de Tito Costas S.L., al que también le piden tejas si los balonazos rompen alguna.“Habrá que ponerse a la cola como los demás”,acepta con tranquila resignación el fundador,“nada futbolero”. Casaplanta proporciona el abono y para Manuel “la deuda del Celta no tiene ninguna importancia. Si al club le vale de algo,ahí va nuestra aportación”.

Porque el cariño a los colores cuenta incluso en esta época de recesión y apreturas en la economía española.“A otro no se lo perdonaría”, dice Ángel, propietario de Las Galias. Es una empresa de porcelanas que fabrica productos para las tiendas del Celta, entre otros.“Seguiremos trabajando juntos.Tengo ideas que pueden funcionar”. Por 76.10 euros no se acaba el amor.