El Celta ha recuperado el nivel de asistencia a Balaídos de la pasada temporada al sobrepasar los 8.000 espectadores en el encuentro contra el Rayo Vallecano. Un logro que se antojaría pobre en otras circunstancias,pero que empezaba a adquirir la condición de meta descabellada tras los primeros choques. El club, igual que se aprieta el cinturón en lo económico y modera sus pretensiones deportivas, quiere seducir a su hinchada paso a paso. El empate,en este sentido, quizás frene la progresión. Un triunfo enValencia supondría un nuevo impulso.

El celtismo esperaba un síntoma de esperanza para regresar al campo. Dos victorias consecutivas ayudaron a congregar el pasado domingo en el estadio a 8.881 espectadores. Son 2.000 más de largo que la mejor de las asistencias que hasta este instante se habían producido. En ningún partido hogareño se había bordeado la frontera de los 7.000 espectadores.No ayudó el cartel. Pesó,sobre todo, el mal arranque y las dudas que generó sobre el proyecto de Pepe Murcia.La relación de rivales y afluencia es la que sigue: Girona (6.511),Nástic (5.830),Tenerife (5.800),Alicante (6.489) y Salamanca (6.650).

Hay otros factores externos que influyen en la respuesta de la hinchada.Ante el Rayo coincidió la falta de retransmisión televisiva con la soleada tarde otoñal. Contra la lluvia o la tele debe imponer el equipo un mayor atractivo de su oferta. El año pasado, mientras el ascenso pareció posible, se superaron los 8.000 espectadores de media. Aunque el promedio se mejoró gracias a visitas que arrastraban aficionados foráneos, como las de Sporting, Racing de Ferrol o Real Sociedad.Ya hubo entonces encuentros con paupérrimo aspecto en las gradas,como ante el Hércules (4.894 espectadores).

Balaídos es, por tradición, un estadio áspero.Anclado en su última reforma de calado (Mundial 82), la exigencia social de mayores comodidades lo ha convertido en un coliseo desangelado y frío.“Queremos llenarlo” ha sido un eufemismo recurrente, con el que se fijaba la meta entre los 20.000 y los 25.000 espectadore s . Li t e ralmente (31.800) se ha conseguido escasas veces en tiempos contemporáneos (el homenaje a Manolo, el Gran Capitán,dicen losmemoriosos; ante el Benfica, y con ingente ayuda lusa). Pero es cierto que en la actual Liga se estaban batiendo registros negativos de alcance histórico.Jamás se había sentido el equipo tan huérfano. Así que el propósito de mínimos es conservar a esos 8.881. Cada uno de ellos le resulta al club extremadamente valioso.