Cuando yo jugaba en el primer equipo del Córdoba, Gaspar empezaba en cadetes", recuerda Rícar de su primo, "el más pequeño de la familia". Trece años los separan, de los 41 del técnico celeste a los 28 del futbolista en la actualidad. Dos generaciones distintas en términos cronológicos, unidas por la pasión futbolística. "Yo era su referente entonces. Le ha ido bien en este mundo. Su trayectoria es mucho más importante que la mía. Al final, era yo quien lo seguía a él, sobre todo tras retirarme", explica el celeste.

Gaspar ha heredado del Gálvez común incluso la demarcación. Es un central de fácil reconversión a pivote, "lo que yo era", menciona Rícar, aunque este lo atribuye más a una cuestión biológica que a un proceso de emulación: "Es algo circunstancial. Compartimos biotipo. Somos fuertes, altos...".

Rícar, durante su etapa de jugador, se movió entre la clase media y la modesta: Zamora, Málaga, con su cénit en el Murcia de Primera; Gaspar, en el_Atlético, cató la alta burguesía, aunque en los últimos años haya rebajado su caché (Albacete, Alavés). Mientras ambos coincidieron en activo, se persiguieron sin encontrarse. "Él jugaba en Primera cuando yo estaba en Segunda, y en Segunda cuando yo ya había bajado a Segunda B", resume Rícar. Si Gaspar supera unas molestias físicas, el Córdoba-Celta de mañana será su primer enfrentamiento, bien que con el primo mayor en el cuartel general del banquillo:_"Sería bonito".

La familia se toma el duelo con serenidad. "Mi madre no entiende de fútbol. No sabe ni qué es un fuera de juego. Mi tío sí es aficionado, siempre ha estado muy pendiente. En este partido querrá que gane su hijo, pero también desea lo mejor para mí", indica Rícar, que vuelve al hogar cordobés, "algo atractivo, más que especial. En el club queda poca gente de mi época (el entrenador de porteros, Jorge Ramírez), pero es donde me formé como deportista y como persona".

El céltico es recordado con cariño en su ciudad natal, igual que Pepe Murcia, del que el delantero Pepe Díaz destacaba estos días:_"Por sus manos han pasado la mayoría de los jugadores cordobeses que hoy son profesionales". Los hay en abundancia porque la vieja capital del califato es prolífica en talento. El propio Rícar perteneció a la descollante camada de Berges, Toni o Paco Jémez. "Los jugadores más destacados de la zona suelen irse jóvenes y triunfan fuera", explica el ayudante. Algo que quizá cambie si el actual proyecto blanquiverde fructifica: "El nuevo presidente ha metido capital y tiene las ideas claras. Y el_Nuevo Arcángel será un estadio espectacular cuando concluya la reforma".

Quizá un día entrene al Córdoba. Su última etapa se terminó abruptamente en 2006, cuando despidieron a Juan Carlos Rodríguez como director general y también a él, que formaba parte de su grupo de colaboradores "Nunca se sabe, aunque en el fútbol es difícil echar raíces y este trabajo me sigue gustando demasiado como para dejarlo", reflexiona Rícar, cómodo en Vigo: "Siendo ciudades muy distintas, entienden la vida igual".