La maniobra recordó a las de los días de gloria, los de la rutina pole-victoria-vuelta rápida-liderato. Alonso se entromete en la pelea por el campeonato. Dice que quiere ver el duelo Hamilton-Massa en primer plano y ayer dio un aviso de sus intenciones con el mejor tiempo del día. El asturiano corre sin presión porque nadie quitará a Renault el cuarto puesto entre los constructores, el objetivo que se puso Alonso a mitad de año cuando decidió que debía olvidar las tácticas agresivas; cuando asumió que con su coche no había lugar para las machadas. Al acabar el año, el Renault tiene otro aire. Anda de otra manera: fino, ligero, con más tracción, más pegado al asfalto. Al gusto del bicampeón. Por eso puede permitirse algunas jugadas como la de ayer en São Paulo. En cuestión de segundos pasó de la cola a la cabeza, del decimooctavo al primero, quizá con una soberana descarga. Cuestión de apariencias. La sesión clasificatoria de hoy (17 horas) aclarará las dudas.

Massa sueña con la victoria. Sale decidido a por el triunfo, a la espera de un error de Hamilton. Un final de carrera en el mismo orden que los ensayos libres de ayer le daría el título. El brasileño fue segundo pero quiere ganar ante los suyos, en São Paulo, la ciudad que le vio nacer. Dominó la tanda matinal y anduvo fuerte por la tarde. Sólo cedió 57 milésimas ante el empuje final de Alonso y en su mejor vuelta rodó medio segundo más rápido que Hamilton, la referencia. El inglés no se apresuró. Prepara el coche para mañana sabiendo que le basta ser quinto para asegurarse el título. Cumplió su programa de trabajo escrupulosamente y sólo sufrió algún problema en la parte más virada del circuito, el sector intermedio.

Bloqueó allí los neumáticos en un par de ocasiones, rodó lento con el juego duro y mejoró algo cuando calzó su coche con blandos. Massa mandó durante una hora por la mañana y presentó candidatura al primer escalón del podio. El brasileño debe ganar y colocar cuatro coches entre él y Hamilton. La cuenta no sale con facilidad. Alonso, los dos BMW, Raikkonen... El finlandés no rodó mal, pero Heidfeld y Kubica no cuentan con un monoplaza de primer nivel en el tramo final.

Alonso terminó con el mejor tiempo, sí, pero rodó buena parte de la tarde en las últimas posiciones. Ni tan malo el R28 como para cerrar la lista, pero tampoco tan bueno como para ser el mejor. El término medio, el podio como objetivo máximo, puede ser una buena definición. No obstante, dejó tareas para el equipo. A una vuelta, Alonso se mantenía con los mejores. Pero sufría en las tandas largas. Desgastaba pronto los neumáticos y se le escapaban entre seis y siete décimas en cada vuelta. Trabajo duro para encontrar los reglajes idóneos.

Quien sepa cómo cuidar las gomas sobre el viejo asfalto de Interlagos habrá avanzado mucho hacia un buen resultado.