En total, la AFLD habrá practicado unos 250 controles en carrera, cuando el Tour llegue mañana a los Campos Elíseos, a los que hay que sumar los sanguíneos practicados a todos los ciclistas en los días previos al inicio de la carrera y los 80 test por sorpresa que hizo durante los entrenamientos de los ciclistas para preparar el Tour.

Con todos esos controles -"más de los que hacía la UCI", según Bordry-, la AFLD puso en marcha un sistema de test dirigidos, que ha permitido prestar más atención a los ciclistas sospechosos, indicó Bordry.

A ello sumaron la observación directa de la carrera, aseguró el presidente de la AFLD, quien señaló que los responsables de los controles se han pasado el mes de julio delante del televisor.

Ese dispositivo permitió cazar al español Manuel Beltrán y al italiano Riccardo Riccó, mientras que el otro positivo de la prueba, el también español Moisés Dueñas, fue controlado en un test por sorteo.

La AFLD todavía no tiene los resultados de todos los controles efectuados durante el Tour ni tampoco los de los contra análisis de los tres positivos.

Bordry se refirió también al registro del coche del padre de los hermanos Schleck, y señaló que no se hizo por orden de la AFLD ni siguiendo indicaciones de su agencia.

El presidente de la Agencia lamentó que la UCI, excluida del Tour por el conflicto que tiene con los organizadores, no haya colaborado entregando los datos que ha recogido en los últimos meses para la elaboración del pasaporte sanguíneo.

"Me hubiera gustado que la UCI colaborara en la lucha antidopaje en el ciclismo a nuestro lado. Nosotros hemos estado a su lado, ellos no nos han dado ninguna información", afirmó.