No hemos podido arrancar de mejor forma. Estamos todos muy contentos en el equipo por el gran trabajo que hemos hecho en esta primera etapa. En la reunión de la mañana, con Eusebio (Unzúe) dijimos que por qué no intentar un triunfo de etapa, además el perfil se adaptaba perfectamente a las condiciones de Valverde. Y se dio. Veníamos a este Tour con dos objetivos que eran lograr un triunfo de etapa y el de aspirar a lo máximo que podamos en la general; el primer objetivo ya está cumplido, y, además, llega con el premio del maillot amarillo. Más no podemos pedir.

Ahora está por ver qué pasará estos días. Alejandro está muy bien, pletórico, pero no sé qué planes tiene Eusebio y hasta dónde quiere conservar este maillot. Si encontramos colaboración con los equipos de los sprinters no tendría que suponer demasiado desgaste defender el jersey oro de Alejandro, porque ya el martes lleva la contrarreloj. Tampoco hay que arriesgar más de lo previsto, porque hay que pensar que aún queda mucha carrera y que conservar el amarillo mucho tiempo va a ser muy complicado. La tercera semana es donde debemos concentrar todas nuestras energías.

Pero es bonito experimentar esta sensación. Vuelven los recuerdos, el champán, las risas en la cena. ¡Cuántos recuerdos y qué bonitos! No he podido ver a Alejandro en el podio, vestido de amarillo, pero aún así, sé lo que está sintiendo. El 15 de octubre fui yo el último que se vistió de forma oficial ese maillot amarillo y hoy es de Alejandro. Tenerlo puesto es algo sublime, pero que un compañero tuyo lo lleve también es para sentirse orgulloso y muy contento por él.

Personalmente esta primera etapa también me ha dejado muy buenas sensaciones. Llegaba después de lograr el bronce en el Nacional y el décimo puesto en la primera etapa, yo que siempre voy mejorando a medida que pasan los días de carrera, es una buena señal. Aún así, prefiero ser cauto e ir poco a poco y día a día. Yo siempre digo que la carretera pone a cada uno en su lugar.