Había fiesta brasileña en el paddock de Magny-Cours. La tercera victoria de Massa este año (octava de su carrera) llegó con un doblete que Ferrari sufrió hasta el final, por una rotura en el escape que casi compromete su carrera. La celebración fue por todo lo alto en Ferrari, donde el personal reservaba parte del champán con intenciones relativas al España-Italia de la noche.

El campeonato no tenía un líder brasileño desde Ayrton Senna y por eso la tarde era de las grandes entre la colonia brasileña de la Fórmula 1. Pero el piloto no perdía la cabeza. "Estoy muy contento, pero no pierdo la cabeza porque mi sueño es lograr el campeonato. Aún estamos en la mitad y aún hay muchas carreras por delante. Tenemos que seguir sumando puntos, aunque no seas posible lograr victorias", dijo.

"Ha sido fantástico. No me lo esperaba. A veces hace falta un poco de suerte y la fortuna me ha sonreído", dijo al recordar que se situó en el primer puesto en Magny-Cours tras una problema en el escape del coche de su compañero de equipo, Raikkonen. El finlandés, de hecho, reveló que en las últimas vueltas su coche "llegó a pararse un par de veces" y que si la carrera dura dos giros más no habría podido terminar.

Massa, que con tres es el piloto con más triunfos en lo que va de campeonato, agregó que pese a ese golpe de suerte ayer se ha demostrado que está trabajando "en la dirección correcta" gracias al trabajo de su equipo.

En otra parte del paddock, Nelsinho Piquet era el centro de atención. Nunca regresó de la carrera con tanta atención a su alrededor. Era el Gran Premio que terminaba y los primeros puntos que sumaba en toda su carrera. Culminó su gran día con el adelantamiento a Fernando Alonso, la primera vez que sucede desde que son compañeros. "Me ha emocionado más que pasar a Webber, pero sé que se produjo por un fallo suyo y no por una gran maniobra mía", explicó el brasileño rodeado de periodistas al pie de la caravana del equipo.