Benigno de la Torre / VIGO

El consejo de administración del Celta sufrirá a partir del 30 de junio una restructuración en clave de refuerzo, según la planificación prevista por Carlos Mouriño para un futuro inmediato, debido a la situación prevista tras la entrada de la entidad en el proceso concursal de manera voluntaria y la aplicación del plan de viabilidad.

La decisión está tomada y aunque el periodo de vigencia de los actuales consejeros concluye el próximo mes de octubre, dos años después de su toma de posesión, es cierto que la intención del presidente es iniciar la próxima temporada con un equipo renovado y distinto al que ha venido gestionando el club desde que él sustituyera a Horacio Gómez al frente del Celta.

Aunque se barajan ya varios nombres -algunos relacionados con el mundo empresarial de la ciudad-, esta cuestión permanece en segundo plano, toda vez que el mecanismo de la administración céltica está volcado en estos momentos en ultimar los detalles necesarios para poner en marcha la Ley Concursal.

En este cambio que se prevé en el grupo dirigente también se especula con la consabida baja que causarán algunos consejeros en los próximos días.

En el habitual proceso en este tipo de situaciones los actuales dirigentes pondrán sus cargos a disposición del presidente una vez termine la temporada después de este fin de semana y será después, tras analizar el proyecto de futuro que ha diseñado ya en este apartado, cuando Carlos Mouriño adopte la decisión definitiva y comunique los cambios que se producirán.

Los consejeros se incorporarán de inmediato a sus nuevas facetas y, siguiendo la mecánica establecida (incluso por el propio presidente céltico cuando sustituyó a Horacio Gómez al frente de la presidencia), será en la próxima Junta General de Accionistas cuando sean ratificados en sus funciones.

Negociaciones

Por otra parte, las negociaciones con Caixanova, encaminadas a un posible acuerdo para garantizar la entrada voluntaria en la Ley Concursal mediante un convenio previo con, al menos, el 51% de los acreedores de la deuda ordinaria, prosiguieron ayer entre las partes sin que se haya alcanzado un acuerdo definitivo.

El tiempo, en este caso, corre en contra del Celta, ya que la intención de los gestores de la entidad deportiva, en aras de cumplir los plazos establecidos por el proyecto sobre el que se ha diseñado el plan de viabilidad, pasa por presentar en el Juzgado de lo Mercantil la documentación para entrar en el proceso concursal antes del próximo 30 de junio, fecha en la que concluye el periodo de vigencia de los contratos de los futbolistas en plantilla.

Acuerdo vital

El acuerdo con Caixanova también resulta vital para el plan económico del Celta y para salir de la causa de disolución si se recuerda que el alcalde, Abel Caballero, condicionó a este convenio, desde el comienzo de las negociaciones a tres bandas, la ampliación de la cesión del estadio de Balaídos por otros veinte años más, lo que permitiría al consejo activar el estadio como valor contable y restablecer así el desfase de fondos propios en el balance.

Los avances en las conversaciones entre la entidad deportiva y la bancaria no han sido significativos, aunque a principios de la próxima semana las dos partes tienen previsto encontrarse de nuevo para ultimar de manera definitiva los términos en los que llevar a cabo la operación con la que el Celta acuda a la Ley Concursal.