Los jugadores de la plantilla profesional del Celta conocieron la decisión del consejo de administración ayer, durante la segunda jornada de descanso que les había concedido Alejandro Menéndez. La lectura de la prensa o la llamada telefónica de algún amigo advirtió a los jugadores de que se les viene encima el proceso concursal. Un asunto delicado, porque puede suponer en muchos casos cuantiosas pérdidas económicas e incluso la liquidación de sus contratos. El club, si el juez da luz verde al concurso de acreedores, podría activar incluso un expediente de regulación de empleo para deshacerse de las fichas más altas.

Las deudas quedarán congeladas en el momento en que se inicie el proceso. El Celta no correrá el riesgo de descender a causa de las hipotéticas denuncias por impago que los futbolistas presenten ante la AFE y la Comisión Mixta de la Liga. A día de hoy la plantilla está al corriente de pagos, pero falta por cobrar el tramo más grueso de la ficha. Lo probable a día de hoy es que ese dinero engrose la masa de la deuda.

Además, la directiva tendrá la posibilidad de presentar un experiente de regulación de empleo, que podría afectar tanto al personal deportivo como al no deportivo. El consejo de administración señalaría de qué empleados necesita prescindir, lo que obviamente incluiría a aquellos jugadores de elevada ficha con los que no se cuenta para el próximo proyecto deportivo (Lequi, Canobbio, Guayre...). Si el juez acepta, se les despediría con una indemnización de veinte días por año trabajado. La otra opción es negociar rebajas salariales, el instrumento idóneo para aquellos otros jugadores a los que sí se pretende retener.

La perspectiva de muchos futbolistas respecto a su futuro ha experimentado un giro radical. El proceso concursal afecta tanto a los celestes con contrato como a los que se despiden este domingo, dejando tras de sí buena parte de los emolumentos de la temporada. De ahí que el pánico cundiese en el vestuario la semana pasada. Los jugadores consultados esperan que algún responsable de la entidad les explique la situación aprovechando el regreso al trabajo, aunque ya muchos han puesto el tema en manos de sus abogados. De hecho, podrían recurrir a la vía judicial para intentar librarse de las peores secuelas, pero con la dilatación temporal que supone.

Un antiguo inquilino del vestuario vigués, Ángel, traspasado al Villarreal el verano pasado, estuvo ayer de visita en la sede del club y seguramente se interesó por la situación.