Algunos incluso llegaron a plantearse la idea de una despedida desagradable por parte de la grada al que ha sido uno de los mejores jugadores del Unión Deportiva Las Palmas en las dos últimas temporadas, el lucense Roberto Trashorras. Nada más lejos de la realidad. El centrocampista amarillo hasta el 30 de junio tuvo el adiós soñado de una afición entregada, que le mostró todo su cariño y comprensión ante su decisión de abandonar el club para poner rumbo, con toda seguridad, a su tierra, Galicia, donde le espera un contrato de cuatro años con el Celta.

Con gritos de "¡Trashorras quédate!" y cerrados aplausos decía adiós el Estadio de Gran Canaria al que ha sido uno de sus estandartes por parte de los casi 13.000 espectadores que dieron colorido al coliseo amarillo en la soleada tarde del domingo, en la que se entremezclaron sentimientos de alegría y alivio, por haber logrado de manera sobrada el objetivo, y de tristeza, ya que las despedidas nunca son agradables, más cuando hay aprecio y también una parte que quiere pero no puede. Porque el club deseaba retener al mediapunta, pero su necesaria contención económica no se lo ha permitido.

A la conclusión del encuentro, Trashorras se mostraba abrumado y no podía ni pretendía disimular su emoción. "No me esperaba una despedida tan buena. La afición ha estado fenomenal y siempre la llevaré en mi corazón. Esta semana desvelaré mi futuro", manifestaba el futbolista.

Los actos festivos que sirvieron para poner el epílogo de la temporada en el recinto de Siete Palmas, con fuegos artificiales y toda la plantilla saludando a la grada, añadieron un componente más solemne a la ocasión. Trashorras tiene asegurado de antemano un buen recibimiento cuando regrese al Insular con la camiseta celeste.