Jenaro Lorente / Neustift (Austria)

Un moderado optimismo, además de una lógica cautela, presidieron la llegada de la selección española a Innsbruck, donde el día 10 debutará en la Eurocopa ante Rusia y el 14 disputará el segundo encuentro de la primera fase ante Suecia.

La expedición española, que el miércoles venció (1-0), pero no convenció en su último ensayo antes de la competición centroeuropea ante Estados Unidos, partió del aeropuerto de Santander a las 11:00 horas, para aterrizar en Innsbruck dos horas después.

Allí, y a pie de pista, jugadores, cuerpo técnico y médico fueron recibidos de forma efusiva por las autoridades locales, a la vez que un minoritario pero ruidoso grupo de hinchas gritaban desde una de las terrazas el manido "a por ellos". Antes, en el avión, de nombre Milagros, se rindió un homenaje a Genaro Borrás, el médico vigués de la selección recientemente desaparecido.

Los números de la Roja, que no pierde desde noviembre de 2006 ante Rumanía en Cádiz, son incontestables y por ahí el grupo puede permitirse el lujo de respirar optimismo. Otra cosa es que el juego desplegado en el primer semestre de 2008 invite a lo mismo. España y Aragonés han optado definitivamente por el juego de toque, pero éste ha dejado a la luz algunas carencias preocupantes, como la falta de profundidad y de agresividad. Lo que Luis llama saber competir. Este aspecto es el que insufla cautela a los concentrados. En una competición como la Eurocopa cualquier despiste te manda para casa y España deberá limar algunas cuestiones para optar con todas las consecuencias al título.