El legendario Old Trafford, conocido como el Teatro de los Sueños, dictará sentencia. Dos equipos sobrados de talento buscan plaza en la final de la Liga de Campeones en una eliminatoria marcada por la igualdad de fuerzas. El Manchester ha llegado con mayor lozanía, jugando mejor al fútbol que un Barcelona que huele a final de ciclo, pero que ha demostrado en el partido disputado hace una semana en el Camp Nou que tiene recursos para desequilibrar la balanza. Todo hace indicar que el choque se va a decidir por un golpe de genio de alguno de los muchos talentos futbolísticos que saltarán esta noche al césped de tan mítico escenario.

El medio campo

Ambos equipos dispensan un excelente trato al balón y los dos sufren enormemente sin él. Por ello hacerse con la posesión de la pelota tendrá más influencia, si cabe, que de costumbre. El Barcelona dejará la organización en manos de Xavi y Deco, dos futbolistas con visión panorámica del juego, a los que escoltarán Toure Yaya un jugador más dinámico y eficaz en la recuperación.

El dinamismo es precisamente lo que caracteriza al medio campo del Manchester, que combina el coraje la combatividad y peligrosidad del Apache Tévez, la llegada y el disparo de Paul Scholes, el pulmón de los reds, y la eficacia no extenta de velocidad y talento de tipos más bregadores como Park o Carrick.

Los artilleros

Messi y Cristiano Ronaldo acapararán todas las miradas. El argentino es pura verticalidad y talento y la baza más fiable del Barcelona para romper la solvente línea defensiva de los rojos. El argentino es tan imprevisible como peligroso aunque acaba de restablecerse de una lesión y debe encontrar aún su mejor versión.

El portugués Cristiano Ronaldo, mientras, es por propios méritos el candidato más fiable a alzarse este año con el Balón de Oro, el título que distingue de forma oficiosa al mejor futbolista del momento. Al de Madeira le basta hacerse con la pelota para hacer temblar a las defensas rivales: es endiabladamente rápido, sutil en el dominio de la técnica y mortal de necesidad en el disparo. Pero no cabe fiar todas las esperanzas al talento incontenible de Messi o la prodigiosa zurda de Cristiano Ronaldo. Hay otras variables a tomar en consideración como la tenacidad y astucia de Samuel Etoo, la sutileza de Iniesta o la portentosa velocidad de Rooney, verdadero maestro del contragolpe. Hasta Henry, un viejo guerrero en el ocaso de su carrera puede resultar decisivo, pues la sola mención de su nombre causa pavor entre la hinchada local, que no olvida la pasmosa facilidad del ex jugador del Arsenal para aguarles la fiesta.