La segunda vuelta de la temporada ha servido para que Agus se vindicase al tiempo que el equipo se hundía en el pantano de la zona media de la clasificación. El miembro del grupo de cedidos más desaprovechado junto a Adrián aguantó los malos tiempos y al fin ha conseguido el aprecio del cuerpo técnico, aunque sea al precio de ser empleado como argamasa allí donde aparezcan las grietas. Agus se sostiene siempre, incluso en las peores tormentas, y se ha convertido en uno de los objetivos más claros a los que ofrecer continuidad para la dirección deportiva.

Más difícil todavía n Agus demuestra en cada partido pero especialmente ayer la inteligencia táctica que un jugador necesita para adaptarse a demarcaciones muy diferentes y de exigencias a veces contrarias. Antonio López lo mudó de emplazamiento en tres ocasiones durante el encuentro. Comenzó como lateral izquierdo por detrás de Roberto Lago, se trasladó al lateral derecho como soporte de George Lucas y acabó como central tras la lesión de Lequi. Y en ninguna de sus funciones, pese a la locura, le temblaron las piernas. La Real Sociedad, especialmente en la primera mitad, encontró varias grietas en la muralla local pero nunca a través de él.

Esfuerzo encomiable n Agus es un tipo serio, que conoce sus virtudes y sus defectos. Puede resultar una tarea obvia, pero hay futbolistas que se pasan la carrera creyéndose cosas que no son y equivocándose cada vez que contactan con el balón. Pero a esta inteligencia añade Agus la bravura de empeñarse en el esfuerzo aunque sea de los que aún ignoran su futuro a partir de junio. Ver a un central zurdo natural como él corriendo la banda derecha para ofrecer un desdoblamiento a George Lucas emociona en momentos en los que el compromiso de muchos compañeros está en cuestión. Es una pieza a conservar.