Ganar al Schalke 04 y clasificarse para las semifinales de la Liga de Campeones para seguir aferrándose a la única competición en la que Barça aún tiene verdaderas opciones de éxito: cualquier resultado que deje a los de Rijkaard fuera de Europa convertiría lo que resta de temporada en un auténtico calvario y dejaría al técnico holandés al borde de la destitución.

Una derrota del Barcelona escenificaría el final de un ciclo y lo precipitaría todo: el relevo en el banquillo, el traspaso de varios jugadores que hasta ahora habían sido piezas clave en el esquema del conjunto azulgrana y la contratación de refuerzos con vistas a la próximas campaña.

Además, agudizaría una crisis institucional que afloró con la pañolada con la que el público del Camp Nou explotó tras el empate en Liga ante el Getafe (0-0) y los primeros gritos de "Laporta dimisión" y que podría alcanzar dimensiones insospechadas tras otra temporada en blanco.

En cualquier caso, el equipo tiene todo en su mano para que eso no ocurra. Logró un buen resultado en la ida (0-1), se la juega en casa ante un rival menor y además siempre se ha mostrado fiable en la Champions, todo lo contrario que en el torneo doméstico, donde ha fracasado cada vez que se le ha presentado una oportunidad de acercarse al líder, el Real Madrid, en la clasificación.

Para este partido, Rijkaard sigue sin poder contar con el centrocampista Deco (elongación en el sóleo de la pierna derecha) y los delanteros Ronaldinho (rotura del aductor de la pierna derecha) y Lionel Messi (rotura del bíceps femoral de la pierna izquierda). Mientras que Deco y Messi podrían reaparecer en los próximos días, Ronaldinho parece haber dicho adiós a la temporada y a su etapa en el Barça.

Equipo parecido

El conjunto azulgrana, por tanto, jugará ante el Schalke con un once similar al del Getafe, aunque el técnico del Barcelona podría introducir alguna variación como la entrada de Eric Abidal por Sylvinho en el lateral zurdo o la de Rafa Márquez en lugar de Touré Yaya como pivote defensivo.

El Schalke, por su parte, ha viajado a Barcelona con un ánimo ambiguo. En sus declaraciones públicas, los jugadores y el cuerpo técnico declaran tener fe en lograr un milagro en el Camp Nou. Pero la afición no parece creer demasiado en la remontada.

Deportivamente, la situación sigue siendo más o menos igual que antes de la ida: la parte creativa en el centro del campo está desamparada debido a la lesión de Ivan Rakitik y en el ataque Kevin Kuranyi -que empezó el último partido en el banquillo- sigue sin puntería ante la portería contraria.

Ante el Hansa Rostock, desde el momento en que entró al campo, Kuranyi falló tres claras ocasiones de gol, pero el entrenador Mirko Slomka trató de ver las cosas del lado positivo y dijo que su delantero estrella había luchado y había generado oportunidades. En todo caso, se da por descontado que Kuranyi volverá a ser titular, sobre todo por la falta de alternativas.