Álvaro Faes, enviado especial a Sakhir

A media mañana, Lewis Hamilton lucía sonrisa en la carpa de McLaren. Los ingleses pagan penitencia por el espionaje en las catacumbas del `paddock´. Su garaje es el último del `pit lane´, reparto acordado según la clasificación de la campaña anterior. En el ancho pasillo de Sakhir hay espacio para todos y el equipo anglo-germano no pasa apreturas para ubicar a sus invitados. Allí, a pie de escalera, Hamilton domina el asunto. Sin demasiado de qué preocuparse, ejerce de relaciones públicas. Reparte besos a las invitadas de la escudería. En la pista las cosas cambiaron. Acabó hundido en la clasificación tras fallar en la salida y después de llevarse por delante a Fernando Alonso cuando intentaba la remontada. El inglés partió tercero, en busca del liderato en la primera curva. Pero la carrera le llevó a visitar a los pobres. Terminó decimotercero, desquiciado. Le ganaron casi todos, hasta Fernando Alonso y su renqueante R28.

En el camino hacia la desesperación, Lewis Hamilton volvió a encontrarse con el asturiano. Rivales irreconciliables cuando fueron compañeros, en McLaren sonríen cuando ven al de Renault retorcerse entre la clase media. Pero ayer Hamilton acudió a visitarlo. Falló a la hora de poner en marcha el mecanismo de salida y el motor no alcanzó las revoluciones necesarias. Había riesgo de quedarse varado en el asfalto y el inglés tuvo que salir con el sistema "anticalado". El pelotón le devoró y de pronto se vio décimo, por detrás de Alonso.

Al británico se le apagó la luz entonces. Fernando Alonso parece su obsesión. El de McLaren olvida sus cualidades de piloto cuando ve al asturiano delante. Y eso que ayer lo tenía fácil. Únicamente debía esperar al momento adecuado. Pero Hamilton no quería perder el ritmo de cabeza y se pegó al R28. Al inglés le sobraban caballos. Ya en la primera vuelta le tocó por detrás, en la cuarta curva. Al iniciar el segundo giro, el piloto de McLaren aceleró más de la cuenta y firmó su sentencia. Embistió al Renault y rompió su propio coche. Tuvo que entrar para cambiar la parte delantera del monoplaza y ya nunca tuvo buen ritmo.

El director de ingeniería de Renault, Pat Symonds, esgrimió la telemetría al final de la carrera para despejar dudas. No se apreciaba frenada alguna en la curva de aceleración de Alonso. La causa del alcance atañe al McLaren.

El alerón de Fernando Alonso salió ligeramente dañado del lance. El asturiano ignoró el incidente y se enredó de nuevo en su lucha por los puntos. Llegó a ponerse noveno, cuando Button sufrió problemas que terminaron en abandono. Con un coche inferior, nadie adelantó al ovetense en un mano a mano. No puntuó, no inquietó a nadie, ni siquiera dio espectáculo, pero dejó su impronta de piloto al saber llevar el Renault a la meta. En medio del grupo, donde muchos se pierden, donde se tocan con unos y otros, Alonso volvió a sobrevivir. Sufrió la dureza de quedarse sin puntos, algo que no le pasaba terminando la carrera desde Hungría 2005. Se dio el gustazo de no dejarse pasar por nadie, ni siquiera por Barrichello, cuando le acosó. Para adelantarle, Glock necesitó su estrategia de carrera. El alemán entró al primer repostaje cuatro vueltas más tarde que el de Renault. Fue ahí cuando le ganó la posición.

Renault espera su consuelo en Montmeló, con los seis puntos que les ha dado Fernando Alonso hasta ahora. En Bahrein, Nelsinho Piquet sufrió su segundo abandono en tres carreras, esta vez por un problema en la caja de cambios. No es buen bagaje para el brasileño en el año de su debut, aunque la peor marca se la lleva Vettel. Tres de tres en abandonos para el de Toro Rosso.

Massa se desquita de sus dos primeros fiascos en una gran tarde para Ferrari

Sólo bajaron la guardia el sábado y llegó Kubica para arrebatarles la `pole´. Los Ferrari habían mandado todo el fin de semana y no estaban dispuestos a dejar escapar los premios. Massa restableció el orden antes de la primera curva y Raikkonen daba buena cuenta de Kubica pocas vueltas después. El de BMW subió otra vez al podio, como en Malasia, pero estuvo un poco blando a la hora de defender su pole. El monólogo de Ferrari comenzó nada más quitarse al polaco de encima. La escena recordaba a Malasia, pero esta vez no hubo adelantamiento en los repostajes. Raikkonen pasó primero por el garaje en las dos ocasiones y Massa pudo conservar su liderato sin apuros. Tampoco el brasileño cometió un error como en Sepang. Mantuvo el coche por el carril limpio, la zona que no tenía la peligrosa arena del desierto, y lo guió con firmeza hasta la meta. En el `box´ del equipo sufría la familia del brasileño. Su esposa, Rafaella, es habitual en las carreras. Esta vez también estaban los padres del piloto. Fue un momento de gran alegría después de unas últimas semanas especialmente duras para él. Dos abandonos de inicio no son la mejor carta de presentación para un piloto de Ferrari. Ayer se desquitó.