La subcampeona de la Vig-Bay en la categoría de veteranas A, con un tiempo aproximado de 1 hora y 34 minutos, había anotado 5 puntos el día anterior en el partido de la Liga Femenina de baloncesto entre el Celta Vigourban y el Mann Filter. Esta deportista prodigiosa y versátil, de 37 años primaverales, atiende al nombre de Pilar Valero, alegría de la plantilla celeste y entusiasmada con el contragolpe de "costa a costa" más largo de su vida.

"Pilar está loca", dicen sus compañeros y otras gentes del club. Loca contagiosa y de sana demencia. La escolta compagina su profesión baloncestística con aficiones variopintas. Y entre ellas se incluye correr, aunque no haya ninguna canasta en el horizonte. De hecho la Vig-Bay es su segundo medio maratón, tras estrenarse en su Zaragoza natal con el que patrocina CAI.

Sabía de la Vig-Bay cuando regresó a Vigo, aunque creyó que no podría correrla con la temporada en curso. Llegada la fecha, se sintió a gusto y pidió permiso al club. "Me dijeron que hablase con el preparador físico. Nos reunimos y dijo que lo podía hacer porque estoy en buena forma. Me hacía una ilusión tremenda", relata Valero, que siempre plegó su deseo a las órdenes del club: "Bajo ningún concepto quería perjudicar al equipo. Porque luego me van a exigir igual dentro de la cancha y no valdrán excusas". La excelente campaña de las celestes, ya clasificadas para el play-off europeo, facilitó el beneplácito.

Tradición personal

La aventura le ha merecido la pena. "Es una `pasada´. Me encantó el recorrido, el paisaje, la organización... Y encima acompañó el tiempo". Ya se promete regresar, incluso cuando concluya su segundo periplo en el Celta Vigourban: "Me gustaría convertirlo en una especie de tradición personal".

Sus jóvenes compañeras la consideran una especie de madre espiritual. Así que algunas acudieron a la cita como espectadoras y la jalearon en la salida y la llegada. Durante la comida posterior Valero les afeó que recorriesen la distancia en coche. "El próximo año, al asfalto conmigo", exige, aunque acepta que en esto no le harán caso: "No les gusta correr".

Su rendimiento competitivo es igual de notable que la experiencia. Quedó segunda en su tramo de edad (de 35 a 39), pero no recogió la medalla. No contaba con haber logrado un puesto tan alto y se había ido a duchar. Uno de los asistentes del Celta aceptó la presea en su nombre.

21.195 metros. Si les suma otros tantos, completará su sueño. Porque una de sus ambiciones confesas es disputar algún día el maratón de Nueva York. "Pero eso sí que hay que prepararlo a conciencia", comprende. Así que lo aplaza hasta que se retire del baloncesto. Ese día concluirá una carrera y empezarán otras.