Lewis Hamilton y Fernando Alonso parecen predestinados a chocar. Da igual que ya no luchen por los mismos objetivos, es lo mismo que ni siquiera cohabiten bajo el mismo techo deportivo. La fuerte polémica del año pasado sigue latente. Las circunstancias de la carrera les llevaron a encontrarse ayer en la pista. Hamilton estampó su McLaren contra la parte trasera del Renault. La telemetría demostró que Alonso mantenía una aceleración constante y que toda la responsabilidad era del inglés.

Pat Symonds, director de ingeniería de Renault, se vio obligado a esgrimir la gráfica para demostrarlo. Algunos medios ingleses presionaban al equipo e insinuaban que Fernando Alonso había frenado ex profeso para forzar el accidente. "¿Que he frenado adrede? Eso es basura, pero qué puedo hacer", dijo Alonso cuando conoció los comentarios de los ingleses. No olvidan que el asturiano fue el azote de su idolatrado Hamilton y no le pasan una. Pero esta vez ni siquiera su piloto alimentó la controversia.

La cuestión traía sin cuidado a Alonso, bastante más preocupado con el deficiente desarrollo de su monoplaza. El coche no va, ni mucho menos, como esperaban, y algunos detalles ya molestan al piloto. "Ojalá demos un pasito hacia adelante con vistas a Barcelona. Si no mejoramos, habrá que empezar a preocuparse, porque Fisichella es capaz de hacer una vuelta a mejor ritmo que yo y lleva un Force India". Al ovetense le duele verse más atrás de donde considera que debería y podría estar el equipo. "Es que ya no son sólo los tres de arriba. Ferrari, McLaren y BMW están muy por delante, pero también nos ganan Williams, Toyota, Red Bull y Honda, y ser los octavos entre once escuderías es estar demasiado atrás", aseguró el ovetense.

Para fijarse objetivos, mira a su ex compañero Jarno Trulli, ahora en Toyota: "Es imposible que lleguemos a ganar o a hacer podio porque necesitamos un segundo y esa mejoría no se ha dado en la historia de ningún equipo. Buscamos el nivel, por ejemplo, que tiene Toyota".

El décimo puesto de Alonso respondió a su pronóstico del día anterior: "En este circuito sabíamos que íbamos a sufrir. Hemos pasado por más problemas que ventajas. No encontramos la puesta a punto y los cambios no funcionaron. Cuando subí al coche ya sabía que iba a ser una carrera difícil".