El medio maratón Vig-Bay se ha convertido en uno de los grandes eventos del calendario deportivo gallego. Esos 21.094 metros de costa entre Vigo y Baiona seducen al atleta. La prueba, que nació en 2000 con 578 participantes, alcanzará este domingo los 2.620. Y sin agotar su potencial.

Sólo Santiago y Lugo también poseen ahora mismo carreras que superan los 2.000 corredores. La Vig-Bay ya se codea a la par con sus parientes mayores antes de alcanzar la adolescencia. Crece a un ritmo anual del 33 por ciento y según el análisis de Sofres, la edición del año pasado obtuvo una elevada repercusión pública: 1.263.930 de impacto de difusión y 74.600 euros de valoración económica, 13 horas de información en radio, 4 horas en televisión y más de 35.000 descargas en internet. La página web oficial (www.vig-bay.com) recibe visitas de Portugal, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y diversos países suramericanos y africanos.

Su rentabilidad se traduce en acuerdos comerciales. La organización firmó ayer mismo un convenio con Celtamotor, que proporcionará Minis Clubman para el seguimiento de la carrera.

El principal patrimonio de la Vig-Bay es el entusiasmo que despierta entre profesionales y atletas populares de toda condición. De los 2.271 inscritos en 2007, 786 (34,6%) eran menores de 35 años, 869 (38,2%) estaban entre los 35 y los 44 años, 450 (19,8%) figuraban en el tramo entre 45 y 54, y 97 (4,2%) superaban esa edad.

Dury ha trabajado como coordinador hasta este año, en el que se ha desvinculado de la prueba que promueve el Grupo S.A. Eduardo Vieira. A su juicio, "la Vig-Bay puede ser incluso más de lo que es. He dejado un legado de 2.300 atletas y un nivel de satisfacción entre ellos de notable alto. Espero que lo cuiden. La carrera son los atletas. Son ellos los que deben mostrarse contentos. Debe haber cambios profundos internos, en los que se contemplen unos valores. Si eso sucede, pueden llegar mucho más lejos".