Si hay una palabra para Villanueva es la de dandi, por su extremada elegancia dentro siempre la onda moderna. La música y letras de este vigués suenan exquisitas; y el trato con él obedece a estas premisas. Con dos discos en el mercado, "Viajes de ida" (el primero en solitario tras Martynez); y "Zoo para dos" (de la añada 2017), su proyecto invita desde el primer acorde y verso a prestar atención al mensaje. No defrauda. A partir de las 21.00 horas de esta tarde, ofrecerá un acústico en Progreso 41 Urban Market de la mano de Mahou. En el anterior, agotó entradas.

- ¿De verdad esto puede ir a mejor, como señala en una canción?

-Yo quiero pensar que sí. En el fondo, es una frase optimista pero también es oscura porque si puede ir a mejor significa que no estás tan arriba como puede parecer. Yo creo que todo el mundo puede vivir situaciones complicadas, más en los tiempos de hoy en día, solo nos queda el remedio de que puede ir a mejor.

- En el anterior disco, algo le quemaba dentro. En el nuevo, hay versos como "los portazos a veces traen buenas cosas". Me gustaría que hablase de la transición entre esos dos Villanueva.

-Realmente es solo un Villanueva. Uno va viviendo las etapas de su vida y me parece mágico verlo en perspectiva y darse cuenta de cómo la obra de una persona va reflejando los distintos estados emocionales que ha tenido. En Viajes de ida, parecía una situación más complicada, intentaba escapar y vomitar todo lo que había que vomitar. Ahora, una vez cierras ventanas y de un portazo sale música clásica, como dice la canción, parece que empiezas a respirar. Es el mismo Villanueva pero con situaciones distintas.

- Siempre me llama la atención esa función terapéutica del arte.

-Yo, por lo menos, escribo canciones como si fueran píldoras o pastillas contra mis obsesiones, tanto las buenas como las malas. A veces, hay que equilibrarse. Aunque estés en un estado eufórico, necesitas equilibrarlo porque los extremos no son buenos. A veces, necesitas escribir canciones para desahogarte como fue en mi caso.

- En la web, señala que este disco fue realizado sin complejos.

-Realmente, yo digo que fue escrito sin complejos porque estábamos en el estudio probando sonidos, distintas formas estilísticas de darle forma a las canciones... Era superdivertido. No nos preocupamos si se me mete dentro de una escena musical determinada.

- Pero oí que estaba obsesionado por buscar la luminosidad.

-No, realmente, no estaba obsesionado con ella, sino que la luminosidad salió sola. Por ejemplo, si uno escarva en "El día del equilibrista", la letra es un poco oscura. Al final, como tiene el leitmotiv de esto tiene que ir a mejor y el vídeo fue rodado con esa intención.

- ¿Cómo hicieron ese vídeo?

-Hice un llamamiento por redes sociales a mis seguidores por si querían aparecer en él. Yo quería hacer un doble homenaje. Por un lado, quería agradecer a personas que, con su boca a boca, me van situando de manera que mi aventura musical sea posible. El otro homenaje es a gente de a pie, a un carpintero, pescador, ginecólogo que luchan por la aventura de la vida.

- Ese vídeo, al final, recoge que se pudo realizar gracias a la aportación de tres firmas: Flamingos, Adagal y Progreso 41. Debería cundir el ejemplo de ese mecenazgo.

-Es muy importante que las empresas privadas que, con su mecenazgo, hacen posible ciertos proyectos culturales. Es de agradecer. Si esto lo hiciese mucha gente con las distintas disciplinas artísticas, tendríamos una sociedad más sana. Menos mal que aún hay gente que se preocupa por la cultura.

- ¿Por qué "Zoo para dos?"

-Yo quería que reflejase el espíritu hedonista del disco, buscar el estado del placer, no desde punto de vista macarra, sino filosófico. No lo daba encontrado. Pero me di cuenta de que nombraba animales en gran parte de las canciones. Se lo comenté al productor y me dijo que era como si tomara un té con el oyente contando cosas usando los animales como metáforas.Le dije que estaba haciendo un zoo para dos.