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Isabel Allende: "Soy optimista porque todos tenemos la capacidad de renacer y reinventarnos"

"Si tengo el máximo de conocimientos sobre el tiempo y el lugar de la novela, la escritura vuela confiadamente"

Isabel Allende.

- ¿Es Más allá del invierno ese clavo ardiendo al que agarrarnos cuando nos invade la desesperanza?

-En esta novela, como en todos mis libros, no trato de dar un mensaje ni proponer soluciones, sino solo contar una historia. Cada libro corresponde a alguna experiencia personal, algún tema que me obsesiona o que está flotando en el aire y yo lo capto inconscientemente. Escribí este libro después de separarme de mi marido, Willie, con quien estuve casada 28 años. A mi edad, era lógico esperar que pasara el resto de mi vida sin compañero. Estuve triste, pero no deprimida, porque tengo una vida muy interesante y estoy rodeada de gente a quien quiero mucho. Sin embargo, me costó un poco adaptarme a vivir sola. Se podría decir que estuve en un invierno emocional, que pude explorar a gusto en la escritura. En Más allá del invierno hay tres personajes que también viven en un invierno similar. Al correr una aventura, juntos, los tres descubren -sobre todo el personaje masculino, Richard Bowmaster- que tienen dentro un verano invencible. El tono de la novela es optimista, porque de verdad creo que todos tenemos la capacidad de renacer, de reinventarnos, de cultivar el verano que tenemos. Esto también se aplica a los pueblos, las naciones, los países, que a veces están sumidos en tiempos oscuros y trágicos que parecen eternos, pero no lo son, porque tarde o temprano vuelve la luz del verano.

- Con el paso de los años (y de los daños) nos volvemos más reacios al amor, más cautos, pero usted siempre habla de que no hay amor sin riesgos. ¿Es más auténtico el amor a edades avanzadas porque somos conscientes de que no será eterno, error que cometemos en la juventud?

-No puedo generalizar, solo puedo hablar de mi caso. Siempre he sido apasionada en el amor y he estado dispuesta a correr riesgos. A veces eso conlleva sufrimiento, ¿y qué importa? No se puede vivir plenamente si uno tiene miedo de sufrir. Me enamoré la primera vez cuando era una niña de once años y desde entonces he estado casi siempre enamorada. La calidad e intensidad del amor no ha variado para mí, pero la relación depende de la edad. No es lo mismo enamorarse a los veinte años para formar una familia, que enamorarse a los setenta y cinco años para pasar unos pocos años juntos. La sombra de la enfermedad, la decrepitud, la demencia, la dependencia y la muerte está siempre acechando a mi edad, por eso cada minuto es precioso. Ahora vivo el amor con premura, intensamente y con gran libertad, porque no tengo ataduras de ninguna clase.

- Como en todas sus novelas, en Más allá del invierno también aparecen mujeres fuertes, invencibles, matriarcales. ¿Cree que vivimos en una sociedad matriarcal o patriarcal?

-¡Qué pregunta! Claro que vivimos en un patriarcado. Eso no quita que las mujeres seamos muy fuertes y resilentes. No necesito inventar los personajes femeninos de mis novelas, están inspirados en mujeres que conozco.

- Usted siempre ha defendido los derechos de las mujeres. En cambio, parece observarse una involución en los últimos tiempos sobre el feminismo. ¿Qué mensaje enviaría a todas las jóvenes que no valoran la lucha femenina que las precede?

-Hasta hace poco, muchas jóvenes no querían identificarse con el feminismo de sus madres y abuelas porque les parecía pasado de moda y poco sexy. Por suerte en la generación de mis nietos hay una vuelta a tomar consciencia de lo mucho que falta para que hombres, mujeres y personas de otros géneros compartan la gerencia del mundo en términos de igualdad. El objetivo final ya no es, como en los años setenta, promover los derechos de la mujer, sino terminar de una vez por todas con el patriarcado y reemplazarlo por una civilización en que los valores masculinos y femeninos tengan paridad. Es un proyecto muy ambicioso, porque no se trata de revolución, sino de evolución.

A las jóvenes que no valoran la lucha femenina les diría que son privilegiadas, porque les ha tocado nacer en mejores circunstancias que a la mayoría de sus hermanas que todavía viven sometidas, explotadas, abusadas y a veces asesinadas con impunidad. Las mujeres con acceso a la salud, la información y la educación, que viven en una sociedad que les ofrece opciones, tienen la obligación de luchar por las otras, las que no tienen derechos. Les diría que si no les gusta el término feminista, lo cambien, pero que no pierdan de vista que deben continuar unidas y organizadas para defender los derechos obtenidos y conseguir todo lo que nos falta.

- En su obra habla sobre la actual situación de los refugiados. ¿Cómo podemos mantenernos fuertes, tener fe en un 'verano invencible' cuando nos estamos matando entre nosotros?

-El tema de los refugiados me toca muy de cerca, porque he sido exiliada política e inmigrante y porque en mi fundación trabajamos para ayudar a los refugiados que llegan a los Estados Unidos escapando de la guerra, la violencia de las pandillas, los narcotraficantes, los gobiernos corruptos, la brutalidad de los militares y policías, la extrema pobreza, etc. En mi experiencia, los refugiados son fundamentalmente fuertes, porque sobreviven precariamente y deben soportar muchas penurias y humillaciones. Escapan de sus lugares de origen impulsados por la desesperación, pero sobre todo por la esperanza de que en otra parte les irá mejor. Están viviendo un invierno terrible, pero mantienen en el corazón la esperanza de un verano posible.

- En alguna ocasión ha expresado que sabe escuchar y observar muy bien, ¿son esos los ingredientes secretos para la literatura?

-Aprender a escuchar y observar fue la primera lección de periodismo y después me ha servido muy bien en la literatura. La mayoría de mis libros han requerido bastante investigación y eso por lo general incluye ir a los lugares donde ocurren los hechos, hablar con la gente, oír las historias, tomar notas y estudiar el pasado para entender mejor el presente. Si tengo el máximo de conocimientos sobre el tiempo y el lugar de la novela, la escritura puede volar confiadamente.

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