Van 23 años del inicio de este festival en el que las músicas y bailes tradicionales de diferentes partes del mundo se reúnen en Vigo. Van 23 años y cada edición parece diferente. La diversidad cultural por la que apuesta el Festival Folclórico Internacional de Vigo volvió a brillar ayer en su acto de clausura, con el desfile por la calle García Barbón y en el festival posterior en el Auditorio Afundación, donde se produjeron colas para entrar.

Los grupos invitados este año fueron la compañía de danza folclórica Ciudad de México, el grupo Karagöz de Turquía y el conjunto artístico Telón abierto de Cuba. Las 28 parejas de bailarines mexicanos equilibraron sus danzas sin perder el sombrero. El grupo turco, con casi 30 años de tradición y una larga lista de países recorridos, ofreció un espectáculo elegante, y los cubanos, fieles a su carácter, pusieron las raíces sobre el escenario.

A los grupos invitados se unieron los de tradición gallega, que son a su vez los organizadores del festival: la Asociación Folklórica Corisco, Lembranzas Galegas y la Banda de gaitas Xarabal, demostrando una vez más que la hermandad en la música.

Aunque el festival finalizó ayer con el desfile y posterior actuación, había comenzado ya el martes pasado con la primera de las citas en los barrios. Y es que el valor añadido de este encuentro reside en este aspecto, acercar la cultura nacional y extranjera a pequeños núcleos, a los barrios, de manera que la relación entre artistas y público se estrecha y la integración de ambas partes es más fuerte. Los artistas invitados viven verdaderamente la ciudad.

En este periplo, los conjuntos han pasado por Valladares, Navia, Beade y Cabral, para acabar en el centro de Vigo.