La gala de los Goya 2017 tiene a favor la publicidad que le da los análisis posteriores. "Analiza, que algo queda". La solución es dejarse de observaciones sesudas y ajustarse al guión habitual, que también tiene su cosa. Y lo que sale de cada gala es si el presentador de turno hace mejor o peor el monólogo de entrada o los chistes son buenos, malos o el famoso chiste "de gin tonic", de esos que con un par de copas propician la risa tonta, que las copas ayudan mucho a coger el lado bueno de las cosas.

También se analizan mucho los agradecimientos de los premiados. Normal. Es el momento de acordarse de todo quisqui al que se tiene aprecio, incluso a los que se tiene medio aprecio. Y tampoco hay mucho que decir respecto a los mensajes "fuera de concurso", que suelen ser darle cera al Gobierno, pedir que baje el IVA y que se proteja el cine. Incluso, como hizo el actor Roberto Alamo, acordarse de los colegas en paro. Tan normal, que ya lo podían hacer todos en todas las profesiones.

Luego está el asunto de los numeritos colaterales, como los zapatos de tacón de Dani Rovira cuando reividicó más presencia de las mujeres en la dirección de películas o "el pico" con Karra Elejalde, que es cachondeo clásico.

Esto de la reivindicación de la mujer lo hizo Ana Belén en su discurso como "Goya de honor". Muy elegante en el discurso y en la presencia escénica donde dedicó bellas palabras a sus padres y a Víctor Manuel, que allí estaba orgulloso y "feliz" del reconocimiento a Pilar Cuesta. En las butacas de al lado Marina San José, la hija de ambos, lloraba su propia emoción, con Serrat a su lado, ante el honor recibido por su madre. Y es que Ana Belén triunfó también con la audiencia, la gala fue el programa más visto del día con 3,6 millones de espectadores y una buena cuota de pantalla, el 23,1%. La actriz fue la que se "llevó" el minuto de oro, el momento más visto, que fue durante su discurso con 4,2 millones de espectadores y una cuota de pantalla de las de antes, 25%. TVE también se comió el pastel del sábado con la "Alfombra roja", con un millón y medio de fieles.