Los ritmos caribeños y americanos, el jazz y la música clásica se fusionaron ayer sobre el escenario del Mar de Vigo en "un concierto que invita a bailar". Así lo describía su director, Vicente Alberola, minutos antes de ponerse al frente de la Orquesta Sinfónica Vigo 430, que ayer estrenaba temporada con un invitado de excepción, la leyenda viva del latin-jazz Paquito D'Rivera, y el acompañamiento al piano de Pepe Rivero.

El músico cubano y el batuta principal de la sinfónica viguesa repitieron en Vigo el concierto con el que descubrieron su magnética conexión, en la última edición del Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona. Y es que comparten instrumento. "Además de un buen director, Alberola es un excelente clarinetista, con un carácter muy suave y se trabaja muy cómodo con él", comenta Paquito D'Rivera sobre el que fue veinte años primer clarinete de la Sinfónica de Galicia y de la Ópera de Madrid.

El compositor estadounidense George Gershwin abrió el programa con la "Obertura cubana", una obra en la que se incluye una pieza tradicional cubana, que este difusor de la música folk americana y el jazz descubrió en unas vacaciones en La Habana.

Y después de este homenaje de un estadounidense a Cuba, llegó la obra de un cubano escrito para un festival de EEUU. "Cape Code Concerto", que Paquito D'Rivera compuso para el certamen del mismo nombre. Dividido en cuatro pequeños movimientos, el primero evoca la época de las big bands y está dedicado a la Benny Goodman. La milonga "Bandoneón" da paso a improvisaciones sobre temas del compositor Ernesto Lecuona, amigo del padre de D'Rivera y al que escuchó tocar en infinitas ocasiones. Fue este uno de los momentos álgidos de la actuación. La pieza terminó con "Chiquita Blues", donde entremezcla armonías cubanas con el blues en diálogo con el piano.

La complicidad entre músico y director se evidenció cuando, para sorpresa del público, ambos tocaron juntos como bis de la primera parte el "Concierto para clarinete de Arti Shaw". Mientras Alberola seguía la base de esta danza rápida de swing americano, el cubano superponía la espontaneidad de la improvisación, acompañados por el pianista Pepe Rivero.

En la segunda parte, la Vigo 430 completó el programa en la misma línea, con mucho ritmo. Tocó otra obra de Gershwin, la afamada "Un americano en París", y la obra maestra del mejicano Arturo Márquez, "Danzón nº 2", de gran riqueza de percusión.

Alberola cuenta que D'Rivera se mostró "impresionado" por el nivel de la sinfónica viguesa y que ya planean darle continuidad a esta relación. El marisco y el pescado del que disfrutó en el centro de la ciudad en los tres días de ensayos previos -intensos y nocturnos-, también le provocan ganas de volver.

Para esta colaboración, la orquesta tuvo que "cambiar el chip". Algo que el primer día "costó", "acostumbrados al ritmo escolástico de la clásica y a pesar de que su paleta de colores es versátil", según cuenta Alberola. Pero al segundo día empezó a funcionar. "Y en el auditorio del Mar de Vigo suena impresionante", subraya el director principal de la orquesta. Esta fue su primera actuación en este espacio -antes lo hacían en el hall- y la última de la temporada. Alberola lamenta no poder disfrutar siempre de esta "acústica fantástica" y desea que en el futuro la situación cambie.