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Investigación en Galicia

Un forense gallego estudiará 3 cerebros del siglo II a.C. desenterrados en Roma

Fernando Serrulla analizará estos ejemplares conservados en tres cadáveres de una fosa común -Antropólogos europeos examinan los miles de cuerpos sepultados en galerías

Fernando Serrulla. // Rafa Vázquez

Unas 1.300 personas fueron enterradas en las distintas galerías subterráneas de las catacumbas de San Pedro y Marcelino, en el centro de la capital de Italia, entre los siglos I, II y III antes de Cristo. Una excavación que se inició en la década de los 70 dio con esta gran fosa común de cadáveres momificados en la que un equipo de arqueólogos europeos investiga desde 2002.

Un grupo de la Universidad de Burdeos, que trabaja con un centenar de esos cuerpos, está ahora en trámites para enviar a Galicia tres cerebros conservados en buen estado dentro del cráneo de tres de esas personas que descansaban bajo el actual número 631 de la Via Cassilina de Roma.

El médico y antropólogo forense Fernando Serrulla, jefe de sección de patología forense de la subdirección de Ourense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, será el encargado de estudiar estos ejemplares que han logrado "sobrevivir" a miles de años de sepultura gracias a la saponificación. Un proceso que el gallego conoce de cerca gracias a su investigación de la colección de cuarenta y cinco cerebros de fusilados en la Guerra Civil que se encontraron en la fosa de común de La Pedraja (Burgos).

"El conocimiento es experiencia, algo que siempre te servirá para el futuro. En el caso de los cerebros de La Pedraja, en la medida en que profundicé en el conocimiento de lo que podía haber pasado con ellos fui descubriendo cada vez más cosas. Lo más importante, sin duda, fue ver de cerca el proceso de saponificación. Por qué algunos cuerpos después de la muerte se conservan y cuáles son las condiciones que hacen que esto sea así. Esos factores ayudan mucho a entender por qué aparece de una determinada manera un cadáver en la escena de un crimen y cuáles han sido las condiciones de conservación de ese cuerpo, porque la saponificación responde a unos patrones físicos y químicos determinados", explica Serrulla.

Entender el proceso de conservación de cadáveres es, desde que publicó sus hallazgos sobre los cerebros saponificados de Burgos, una de las principales ocupaciones investigativas del gallego. "En La Pedraja fuimos capaces de identificar tejido cerebral después de 80 años. Esto puede parecer algo sin valor para alguien ajeno a este campo pero no es así, los patólogos no se creían que todavía pudiese haber tejido para analizar", asegura.

Serrulla considera que han podido aparecer otros cerebros saponificados en cadáveres pero que los arqueólogos no les dieran importancia por desconocimiento o porque, muchas veces, su aspecto es el de una masa de tierra. "Desde que se publicó el trabajo con la colección de Burgos cada vez me llegan más casos. Estudié cinco que aparecieron en otra fosa de la Guerra Civil en Villabasta de Valdavia (Palencia) y otros del Cementerio del Carmen de Valladolid, que se excavó el año pasado. Hace cosa de un mes aparecieron más en otra fosa en Mallorca", relata.

En las catacumbas romanas los cadáveres pertenecen a tres siglos porque, según el artículo "La fosa común de las catacumbas de San Pedro y Marcelino en Roma, segundo-tercer siglo antes de Cristo" publicado en Antiquity por un grupo liderado por Philippe Blanchard y Dominique Castex, los cuerpos fueron depositados en distintos años por galerías, una sobre otra. Apuntan a que los cuerpos estudiados fueron víctimas de una epidemia como el tifus ya que no tienen lesiones traumáticas. Además, el hallazgo de vestigios de oro y ámbar junto a los restos humanos -y la presencia de mujeres- les indica que debían ser personas cercanas al poder imperial.

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